Aunque pasó desapercibido, ese mediodía en Recoleta no fue Ricardo Lorenzetti, sino Zaffaroni el que dedicó las últimas palabras de la Corte para el difunto. A los asistentes a la ceremonia les contaba su último intercambio con Petracchi que fue antes de un viaje del penalista. «Hasta pronto», le dijo Zaffaroni y la respuesta fue «no, mejor hasta siempre». En ese momento le confirmó a Petracchi que el primero de enero él ya no estaría más en la Corte.

En los últimos seis meses reubicó a todo su staff. Algunos quedaron en el instituto de investigaciones penales de la Corte, otros en la bilbioteca y solo unos pocos recalarán en la secretaria de Derecho Penal del tribunal.

El texto de renuncia que envió a la presidenta Cristina Fernández guarda mensajes implícitos, el más directo para Carlos Fayt cuya permanencia en el máximo tribunal a los 96 años la considera más propia de las monarquías que de las repúblicas.

Ahora el kirchnerismo intentará posicionarlo como candidato en las elecciones de 2015 aunque Zaffaroni se muestra mucho más interesado en la academia. El reducto más político, llegado el caso, sería en la futura Corte de la Unasur, aunque es un proyecto por demás embrionario.

Puertas adentro de la Corte, Lorenzetti ya envió mensajes para hacer saber que los cuatro que quedan puedan seguir trabajando sin mayores problemas, porque la mayor parte de los fallos en casos complejos han salido por unanimidad.

De todos modos, el reemplazo de Zaffaroni es tema de discusión en el Gobierno. No tendrá más remedio que elegir a un candidato que sea potable para la oposición, ya que el postulante debe ser designado por una mayoría especial de dos tercios.