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Cómo se gestó la presencia de Lorenzetti en el acto de Cristina

El anunció de Cristina Kirchner en el Museo del Bicentenario no solo marca el inicio de una nueva contienda del Gobierno con el Poder Judicial sino además un regreso al escenario principal (siempre tras bambalinas) del auditor Javier Fernández, operador judicial del oficialismo a quien la puja con el Grupo Clarín había relegado. Vuelve un hombre clave que logró una foto hasta el pasado viernes impensada: sentar a Ricardo Lorenzetti al lado de la Presidenta al momento del anuncio de los proyectos que se enviarán al Congreso.

Poco o casi nada se ha dicho sobre la relación existente entre el titular de la Corte y Fernández. Ambos comparten diversas ideas sobre el rol del Poder Judicial pero hay una que los encuentra absolutamente alineados: la caja.  Ambos descreen de la capacidad del Consejo de la Magistratura para administrar a la Justicia y entienden que, contrario a lo que postula la reforma constitucional de 1994, esto debería ser una jurisdicción exclusiva del máximo tribunal.

Hay vínculos menos teóricos: cuando el en otros tiempos influyente senador Nicolás Fernández fue relegado del armado de listas por Cristina Kirchner (tenía mejor relación con Néstor) consiguió como puesto consuelo una oficina en la Auditoría General de la Nación donde también está Javier Fernández. Nicolás siempre había sido el enlace entre Lorenzetti (lo conoce de Rafaela) y Olivos.

El auditor Javier Fernández fue el gestor de la presencia de Lorenzetti.

El auditor Javier Fernández fue el gestor de la presencia de Lorenzetti.

Conocedor de los despachos judiciales como pocos, experiencia que acumuló en los 90 cuando recaló en el Ministerio de Justicia, recibió una llamada de Balcarce 50 con la misión de lograr la presencia de Lorenzetti y minimizar las críticas que pudieran venir del ámbito de los tribunales a los 6 proyectos que irán al Congreso entre los cuales se incluye la reforma del Consejo de la Magistratura, la creación de nuevas instancias de Casación y el limite a las medidas cautelares entre otros.

Javier Fernández apuntó a una debilidad de Lorenzetti para asegurar su presencia ayer en el escenario: la reforma del Código Civil y Comercial. El titular de la Corte espera que el proyecto que ha seguido de cerca llegue este año al plano legislativo con menos modificaciones de las que querrían hacerle los senadores y diputados oficialistas. Ayer el tema figuró en las diapositivas previas que explicaron la reforma pero no en el discurso de Cristina.

El plan tuvo efecto. El domingo Lorenzetti se había comunicado con distintos miembros del máximo tribunal para solicitar su concurrencia. La invitación no tuvo quórum pero Javier Fernández ya se había anotado un buen punto y además cumplió con una promesa hecha en diversos despachos de la Corte: nada dijo la Presidenta sobre las cuestiones administrativas del Consejo de la Magistratura y la Corte, aún cuando se esperaba que el primer organismo ganaría cierta preponderancia.

En general la reforma no tiene buena prensa en el cuarto piso de la calle Talcahuano. Allí solo genera rechazos la idea de que los representantes de jueces y abogados en el Consejo no sean votados por sus propios estamentos ya que entienden que los harán vulnerables a la influencia de los partidos políticos. Tampoco convencen las nuevas instancias de Casación. Aseguran que la Corte está al día con los expedientes y que la creación de esta instancia por excelencia oral tendrá problemas técnicos en los fueros escritos como el Contencioso Administrativo o el Civil y Comercial. Objeciones que los integrantes del máximo tribunal no tardarán en dar conocer, como siempre, en forma elíptica y a través de reservados círculos de poder. A Fernández lo esperan días muy ocupados.

 


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