| Logística y organización

Así opera la mafia de los manteros

La estructura tiene roles definidos entre quienes venden, trasladan la mercadería, la depositan, cobran y arreglan con la policía. Los rubros según la nacionalidad.

La zona de Once es la más perjudicada por la venta ilegal.

La zona de Once es la más perjudicada por la venta ilegal.

Por Ignacio Ramirez.

La estructura de vendedores ilegales que se hace fuerte en la zona de Once es un pulpo ramificado en toda la ciudad de Buenos Aires. La dinámica de los manteros tiene una estructura clara, con roles bien definidos: el mayorista, los que venden en la vereda, regenteadores, cobradores, vigiladores, proveedores, y los transportistas.

La justicia y los organismo de control del Gobierno Autónomo coinciden en que hay cierta connivencia entre parte de los comerciantes, puesteros y los manteros en Once. Incluso comerciantes formales tiene sus propios puestos en vía pública. Los puesteros a su vez, tiene depósitos donde guardan la mercadería en un radio no mayor a las diez cuadras. Juegan un rol preponderante en el resguardo y estoqueo las galerías, los paseos de compras, y las pensiones y hoteles.

Los vendedores (puesteros y manteros) en una gran mayoría son oriundos de Senegal (marroquinería, óptica y relojería), Bolivia y Perú (indumentaria y gastronomía).  En muchos casos venden mercadería trucha, de dudoso origen o marcas apócrifas.

En cuanto a lo textil, se utilizan talleres clandestinos ubicados en departamentos y casas particulares del barrio de Once, además de encontrarse en muchos allanamientos del último año un polirubro irregular: mercadería ingresada ilegalmente al país, junto a estupefacientes.

De los grupos de ciudadanos africanos (Senegal, Camerún, Libia y Nigeria) se estima que hay unos 2000 senegales en el país. En los últimos cuatro años la cantidad de refugiados en Argentina creció más de 150 %, en su mayoría senegales. En gran mayoría, se dedican a la venta ambulante y viven en hoteles y pensiones de Once, Balvanera y Liniers.

El rol del cobrador, que básicamente exige un pago no voluntario por la utilización del espacio público diariamente, junto al transporte de mercadería son las piezas claves de esta estructura comercial informal. “El cobrador, recauda, protege y arregla con las fuerzas de seguridad federal, mientras los transportistas proveen mercadería y redistribuyen”, relata un vendedor mayorista de la calle Perón.

Tal el rol del transporte, que el Gobierno de la Ciudad pudo constatar algunas paradas irregulares, que funcionan como terminales informales, tanto de camiones, como remises y colectivos.

Los vendedores peruanos se concentran en la avenida Pueyrredón y la calle Sarmiento, entre Boulogne Sur Mer y Pueyrredón, concentrando su actividad en puestos de venta de alimentos en la vía pública. En muchos casos, con condiciones bromatológicas poco saludables.

Los gastronómicos informales de comida al paso utilizan en sus propias viviendas, no aptas para la producción ni almacenaje de alimentos, para la elaboración de los alimentos, luego las fraccionan y las guardan en viandas para la venta. Por lo menos se ha detectado unos 7 puntos fuertes de gran producción de estas viandas en los barrios de Once, Balvanera y Almagro.

 


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