Por Rafael Saralegui.
La idea parece ser nacionalizar la cuestión de la inseguridad y convertirla en uno de los principales temas de agenda hasta las cruciales elecciones del 27 de octubre, cuando se defina el futuro del kirchnerismo. De ese modo, se explica el brusco giro del gobernador Daniel Scioli para nombrar al intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, como nuevo ministro de Seguridad, en lugar de Ricardo Casal, quien vuelve a ocupar la cartera de Justicia, tras el desdoblamiento de las dos áreas del ministerio hasta ahora a su cargo. El giro no es brusco porque Casal y Granados no compartan una cierta idea de lo que entienden por “inseguridad” y de cuáles son los métodos más eficaces para combatirla. Lo brusco es por la decisión de Scioli de nombrar a
un intendente como responsable de una de las áreas más calientes de su gobierno.
Es volver a la idea de negociar otra vez políticamente con la Policía Bonaerense, ese monstruo de mil cabezas, que ya no es parte de la solución, sino parte del problema. Así se explica que en cada vez más municipios crezca la idea de crear una fuerza policial propia, más cercana a los vecinos, y con mayor poder de control de quienes viven en el distrito.
Quienes están al tanto de cómo se resolvió la cuestión, explican que semanas atrás hubo una reunión entre la presidenta Cristina Kirchner y el gobernador Scioli. En ese encuentro, se barajó la posibilidad de que el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, bajara a la provincia para reemplazar a Casal, muy desgastado y cuestionado por los pobres resultados. Apuntado además desde un sector de la Secretaría de Inteligencia de la Nación tras la muerte de un agente en un operativo realizado por el Grupo Halcón. La idea no prosperó, Berni se quedó donde está, pero se acordó hacer algo con el tema que más preocupa a los bonaerenses, junto con la inflación, obligado punto de conversación en cada mesa familiar día tras día.
Allí se resolvieron algunas cuestiones. Al menos en lo formal hubo un cambio de discurso, el propio Berni comenzó a hablar de la inseguridad como un problema y no como una construcción de los medios de la oposición. Luego se empezaron a mostrar gestos de que se tomarán medidas que sean visibles para la gente. En esa línea se inscribe la decisión de enviar cuatro mil gendarmes más para reforzar la vigilancia en los puntos más complicados del conurbano.
Desde adentro de la Gendarmería, el reparo se que hace a esa medida es que la manta es corta, se cubre un lado y se descubre otro. Así dicen las fuentes que se están descuidando las fronteras del Norte, donde el negocio del narcotráfico no deja de crecer: en los límites con Bolivia y Paraguay, sobretodo.
El anuncio del refuerzo de los gendarmes fue durante el fin de semana en un acto compartido por Scioli, el ministro de Seguridad, Arturo Puricelli, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. También en esa línea de mostrar se anota la incorporación de más patrulleros. Efectivos y vehículos que puedan verse por las desoladas calles del conurbano en horas de la noche. Es cierto que la seguridad puede ser una sensación que se construya con más presencia.
El otro dato, más político, es el peso cada vez mayor que cobran los intendentes de cara a los próximos comicios y los decisivos de 2015. El de Tigre, Sergio Massa, es el principal candidato opositor en la provincia de Buenos Aires y los sondeos indican que en octubre puede ampliar la diferencia que le sacó a Insaurralde en las PASO, hasta doce puntos. Granados, un verdadero barón del conurbano, pasa a ocupar un puesto clave, sin experiencia alguna en la materia, salvo porque en su distrito se ubica el complejo federal de Ezeiza. O porque en 1999 se haya tiroteado con ladrones que entraron a robar en su casa. En 2003 inauguró en el distrito un programa llamado «tolerancia cero con la delincuencia» y que consistía en vehículos dotados de teléfonos celulares conducidos por policías retirados. Massa al menos tiene para mostrar lo que él denomina como sistema de videovigilancia.
Scioli hizo el anuncio del desdoblamiento de las carteras de Justicia y Seguridad, durante un acto de entrega de patrulleros en el partido de Berazategui, acompañado por el intendente local, Juan Patricio Mussi, y el propio Casal. El nuevo ministro, Granados, estaría siendo asesorado por un ex jefe de la Bonaerense, Juan Carlos Paggi, quien pasó a retiro a fines de 2011 y no se fue en muy buenos términos con el gobernador.