Cinco integrantes de la Policía Federal Argentina serán juzgados por vejaciones y apremios ilegales cometidos en 2010 contra un vendedor ambulante de origen nigeriano, en el barrio porteño de Flores.
La Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N°42, a cargo de Carlos Velarde, presentó el requerimiento de elevación a juicio en diciembre. Allí les imputó el delito en calidad de coautores al agente Ariel Santa Cruz Villalba, al sargento primero Walter Oscar Medina, al suboficial auxiliar Carlos Gualberto Zambrana, al cabo Norberto Ariel Quintana y al subinspector del Departamento Cuerpo Guardia de Infantería Ricardo Gabriel Romero, de la comisaría 3a.
Según se desprende de lo relatado por la víctima, el 24 de agosto de 2010 un policía tomó uno de los relojes que tenía en venta, con la intención de llevárselo sin pagar; ante la negativa, antes de retirarse le habría dicho: “¿No me querés regalar ese reloj para mi señora? Ahora vas a saber (sic)”.
Al día siguiente, el policía Ariel Santa Cruz Villalba se presentó en el lugar (sobre la Avenida Rivadavia, a la altura de la calle Gavilán) y empezó a hacer anotaciones. El vendedor comenzó a guardar sus cosas, pero el agente lo impidió y solicitó apoyo a un patrullero. Mientras tanto, intentó esposarlo.
Como no lo logró, comenzó a pegarle con su tonfa, fingiendo que se defendía. Varias personas vieron lo que pasaba y se acercaron para tratar de evitar las agresiones policiales. Luego arribaron otros cuatro policías, a bordo de dos patrulleros.
Tras ello, obligaron al vendedor a tenderse sobre el suelo, lo aprisionaron colocándole la rodilla sobre el rostro y le propinaron golpes de puño y patadas en el cuerpo. Finalmente, le colocaron las esposas y lo trasladaron a la seccional. Allí le iniciaron una causa por resistencia a la autoridad en la justicia correccional, en la que finalmente resultó sobreseído.
“Trataban al chico como si fuera un animal, como en la época de las colonias, como si todavía estuviera vigente la esclavitud”, graficó una mujer en su testimonio.
Los policías, indicó el fiscal, “intentaron presentar los términos del procedimiento como los inexorablemente precisos para asegurar la detención de una persona que, luego de negarse a irse del sitio adonde vendía sus productos pese a la indicación de la autoridad, se resistió propinando golpes y patadas, y todo ello en un marco de hostilidad contra el personal”.
Sin embargo, esa versión fue refutada por los numerosos testigos del hecho, que coincidieron con el relato del ciudadano africano: señalaron que intentaba juntar sus cosas y retirarse cuando el primer policía -Villalba- comenzó con los golpes y convocó el apoyo de sus compañeros, circunstancia que para el representante del Ministerio Público Fiscal “evidencia la actitud pasiva y obediente de la víctima”.
Velarde añadió también que las pruebas “tampoco dan crédito” a la referencia de los efectivos sobre una fuerza física “fuera de lo común” y una contextura que los superase ampliamente. “Efectivamente, la situación no justificaba, siquiera mínimamente, la marcada desproporción en la superioridad numérica de los participantes del procedimiento – cinco policías, un hombre”.
Por otro lado, destacó “la firmeza en las exposiciones de quienes no sólo expresaron haber visto lo ocurrido, sino que lo hicieron en la Comisaría en la que se desempeñan los imputados, adonde voluntariamente se dirigieron para pedir explicaciones”.
La causa, ya elevada a la etapa de juicio, recayó en el Tribunal Oral en lo Criminal N°14. Todavía no se dispuso la fecha de inicio del debate, informó el sitio Fiscales.