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Centuriones, davositos y la utopía de un liberalismo sin liberales

Por Alejandro Bercovich

—Nosotros somos como repartidores de lomo a domicilio. Lo entregamos en una bicicleta vieja. Ahora el lomo subió muchísimo y lo seguimos llevando en la misma bicicleta, pero cuando llegamos a las casas encima nos cagan a puteadas. ¡Y el lomo es de ustedes!

El presidente de Metrogas, Marcelo Núñez, trazó el paralelismo ante petroleros en una de las tantas reuniones de emergencia que se sucedieron tras el fallo de la Corte Suprema que se llevó puesto al tarifazo gasífero y dejó herido gravemente al eléctrico. El reproche es el mismo que Mauricio Macri recibió desde entonces de sus interlocutores menos pensados, como los ultraortodoxos de FIEL: que Juanjo Aranguren hizo oídos sordos a todas las advertencias que le acercaron y duplicó sin anestesia el precio del gas en boca de pozo. El apuro ministerial por mejorar los balances de firmas como Panamerican Energy (PAE) -que en el primer semestre del año ganó $1.807 millones, exactamente el doble que en el mismo lapso del 2015- terminó por poner en riesgo todo el plan económico.

Ya sin aliados en el gabinete, con su propio equipo dividido y más respaldado por Elisa Carrió que por el propio Presidente (al igual que su desplazado tocayo Gómez Centurión), Aranguren camina sobre arenas movedizas. De boca de sus adversarios internos, Macri supo el fin de semana que siguió adelante con las subas sin comunicarle los resultados de las simulaciones previas que se hicieron en su Ministerio y en el ENARGAS. No solo surgía de ahí que algunas facturas podían multiplicarse por 15 sino también que no había registros de un tercer invierno cálido después de dos con temperaturas moderadas, como los de 2014 y 2015. Ahora el Gobierno en pleno se abocó a la reducción de daños.

El propio Macri le pidió ayer en Olivos al exsecretario de Energía del ocaso de la última dictadura y de Eduardo Duhalde, Alieto Guadagni, que se encargara de alinear voluntades de cara a las audiencias públicas del 16 de septiembre, donde ya se anticipa un festival de impugnaciones y un escenario político hostil al oficialismo. El problema es que no hay unanimidad siquiera en el grupo de exsecretarios que fustigó durante los últimos años la dispendiosa política devidista para el sector. El único de ellos alineado 100% con el tarifazo es paradojalmente el único que nunca llegó a ocupar el cargo: Emilio Apud, designado un martes de marzo de 2001 por el breve Ricardo López Murphy antes de que lo eyectaran ese mismo viernes, justo cuando él debía asumir.

Liberales pero no tanto

Lo que terminó de imponerse en el mundillo de la energía es la inviabilidad de encarar exclusivamente con criterios de mercado la política hacia un sector en esencia oligopólico como el hidrocarburífero. Los barones del petróleo jamás fueron liberales y están acostumbrados a cerrar negocios con gobiernos de los colores políticos más diversos, como lo hizo a mediados de los 90 con los talibanes para abrir un gasoducto en Afganistán el magnate Carlos Bulgheroni. Entre los exsecretarios de Energía, acaso el único convencido de ese credo sea el radical Daniel Montamat, recordado en el sector como el artífi ce de la ignominiosa extensión de la concesión de Loma La Lata a favor de Repsol en el año 2000. Ni siquiera Aranguren lo es del todo.

En realidad, la fe en la infalibilidad de la oferta y la demanda empieza a ceder en todo el Gobierno. En la Secretaría de Comercio hubo una ola de apostasía cuando advirtieron que los supermercadistas tenían más poder que el que creían para fijar precios y apropiarse de rentas tanto de sus proveedores como de sus clientes. La decepción fue mayor cuando, pese a que les permitieron importar masivamente manzanas, pollo, cerdo, zanahorias y cebollas, los precios no pararon de subir.

El giro dirigista se profundizó con la protesta de los productores frutícolas rionegrinos en Plaza de Mayo, tras la cual el secretario Miguel Braun dio vía libre a la “góndola Pyme”, una iniciativa que se anunciará la semana próxima y que obligará a las grandes cadenas a destinar el 20% de sus espacios de exhibición a productos de cada región elaborados por empresas chicas.

Hay ejemplos de políticas similares en estados norteamericanos como Texas, pero el modelo a seguir -impensable hace apenas seis meses- es una ley del izquierdista ecuatoriano Rafael Correa. El arranque oficial de intervencionismo no termina ahí. La semana próxima también verá la luz el informe de la comisión antimonopolios contra Prisma Medios de Pago, la firma que administra Visa, Banelco, Monedero y LaPos y que vehiculiza el 70% de las transacciones con tarjetas de crédito del país. Sus recomendaciones al Banco Central y a otros organismos incluirán obligar a la empresa a deshacerse de parte de sus activos, pero mientras tanto habrá medidas para que baje la comisión del 3% que cobra sobre cada operación con plásticos. “Queremos libertad de mercado pero libertad en serio.

Creemos en el largo plazo en la defensa de la competencia, pero mientras tanto estamos dispuestos a intervenir”, reveló ayer a BAE Negocios un funcionario clave de Comercio en una pausa del seminario que organizó en el hotel Alvear el Consejo de las Américas.

Mecenazgos

Macri se muestra en cuanto foro puede con Marcos Galperin y Martín Migoya, fundadores de Mercado Libre y de Globant, pero el camino de su familia de contratistas hacia el cuadro de honor del establishment tuvo más puntos en común con el que emprendió fallidamente Lázaro Báez que con la trayectoria de los Mark Zuckerberg criollos. Los jefes de la puntocom más rentable del país y del gigante del software son los oradores estrella del “Davosito” que hospedará el Centro Cultural Kirchner del 12 al 15 de septiembre, donde hablarán también los principales ministros del gabinete y los CEO mundiales de Coca-Cola, Siemens, Dow Chemical, Techint y British Petroleum, entre otros. Si bien sembrada de buenos deseos mutuos, la reunión de ayer en el Alvear no augura para ese foro siquiera una garúa anticipatoria de la lluvia de inversiones extranjeras que promete el Gobierno.

El Davosito sí será sin dudas un negocio redondo para la multinacional de la comunicación corporativa que se encargó de organizarlo, Richard Attias & Associates, que cobra por hacerlo un monto que el titular de la Agencia de Promoción de Inversiones, Juan Procaccini, no supo especifi car ayer ante la consulta de este diario. Las compañías que ofi cian de mecenas del fastuoso encuentro se comprometieron a poner entre 250.000 y un millón de dólares cada una, una tarifa más cara que la del Foro de Davos original. ¿Cuestionará alguien en la Justicia que una empresa contratista del Estado como Siemens auspicie con semejante monto un evento oficial?

Los Dietrich, como antes los Macri, tampoco parecen estar siguiendo el esforzado derrotero del carnicero de Adam Smith, quien con solo perseguir su propio lucro acrecentaba la riqueza de su nación. Según un número creciente de diputados y senadores massistas en la Legislatura bonaerense, la blindadora de autos de la familia del ministro de Transporte debería dar explicaciones sobre su meteórico ascenso en el firmamento de los contratistas del estado provincial y los municipios macristas del Conurbano, que reveló este diario dos semanas atrás. La automotriz Toyota todavía no eligió entre los cinco oferentes que se presentaron a su licitación privada para blindar 450 patrulleros de la Bonaerense, pero los Dietrich ya se alzaron con jugosos contratos en distritos como Vicente López, Pilar y 3 de Febrero, donde gobiernan intendentes de Cambiemos.

Llamativamente, sus principales competidores fueron dados de baja del padrón de proveedores de María Eugenia Vidal por una formalidad impositiva. En 3 de Febrero, el joven Diego Valenzuela no solo fue intimado a dar explicaciones por las camionetas cuyas armaduras antibalas le encargó a Dietrich sino que también enfrenta quejas crecientes por la ola de inseguridad. La ola de robos, secuestros y asesinatos no podría llegar en un peor momento: justo en su municipio trabajan políticamente los tres hijos de Juanjo Gómez Centurión, el desplazado jefe de la Aduana que ayer recibió el inesperado respaldo de Carrió y que libra una guerra a muerte con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Juanjo (hijo) es secretario general de la municipalidad, Ornela es su secretaria privada y Rafael funge como jefe de la delegación de la ANSES en Villa Bosch.

Fuente: BAE


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