En la Casación hay temas que inquietan al vicepresidente.

El nombramiento de Amado Boudou como presidente interino no detendrá el ritmo de las causas judiciales que lo complican en los tribunales de Retiro. La Cámara Nacional de Casación Penal acumula dos elementos clave de la causa Ciccone: un pedido de nulidad formulado por los abogados de Boudou contra la validez del testimonio de la ex esposa de Alejandro Vandenbroele, Laura Muñoz, y el pedido de sobreseimiento. Lo primero ya está escrito, es adverso a los intereses del Gobierno y sólo la operación de emergencia de la presidenta Cristina Fernández logró demorar su salida, que era inminente.

Los dos asuntos que le quitan el sueño a Boudou se encuentran al estudio de los camaristas Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Mariano Borinsky.  Estos dos últimos fueron quienes pusieron la firma para que estos temas llegarán a la Casación, lo cual es extraño para un tribunal acostumbrado a supervisar sentencias de juicios, ya que es la máxima instancia penal.

Tanto Hornos como Borisnky querían tener a Boudou en la Casación, especialmente Hornos, quien le informa de todo lo referido a la causa al propio Ricardo Lorenzetti. El presidente de la Corte Suprema se sabe casi de memoria  el expediente: los vericuetos  de la instrucción se los cuenta Ariel Lijo, en la Cámara Federal lo tiene a Eduardo Farah. cuyos datos le llegan vía Javier Fernández y en la Casación está Hornos, el mismo juez que dirige la Junta de Camaristas Federales y que logró que el Gobierno modificara aspectos de la reforma judicial (más que nada los que perjudicaban a la Corte) con una nota firmada por los principales jueces del país.

El fallo que confirma la validez del testimonio de Muñoz iba a salir ayer a la tarde (voto unánime) pero Lorenzetti lo frenó para no  herir sensibilidades tan propias de estos días de quirófanos y partes médicos. Un poco de prudencia en un panorama complicado. Boudou se encuentra imputado en el expediente, aunque aún no fue llamado a prestar declaración indagatoria.

El presidente en funciones tiene además un problema interno: todo su entorno le aconseja que cambie de abogado, que lo reemplace a Diego Pirotta ya que su jefe DarioRicharte (ex número dos de la SIDE durante la presidencia de Fernando De la Rua)  toma cada vez más a menudo la autopista hacia Tigre para compartir largas charlas con Sergio Massa.

Sin embargo, las relaciones públicas de Lorenzetti podrían no dar abasto. Hay otros resortes que no controla y que lo sorprenden por los diarios. Podría ser el caso, después de las elecciones, cuando en la Cámara Federal se revoque un sobreseimiento que beneficia a Julio De Vido.