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Apps contra la corrupción

Por Gabriel Cecchini*
Las redes sociales, aplicaciones y plataformas digitales se ofrecen como canales para que ciudadanos, grupos y organizaciones de diversa índole expresen sus quejas y denuncias también sobre actos y sospechas de corrupción, tanto el sector público como en el privado. Los mensajes llegan a audiencias diversas y se distribuyen de manera horizontal y democrática, con pocos intermediarios y escasa censura. El poder de estos nuevos medios ha podido ser constatado a través de numerosas manifestaciones anticorrupción espontáneas organizadas a través de las redes sociales como, por ejemplo, el uso de Twitter durante la Primavera Arabe de 2011 o de ésta y otras redes sociales en las marchas por la transparencia en Brasil en 2013.Entre los numerosos ejemplos de aplicaciones anticorrupción existentes, quizás el más notable sea el de I Paid A Bribe (Pagué un Soborno), una plataforma online y aplicación para smartphones creada en 2010 por una ONG de la India. La idea es simple: los ciudadanos pueden postear en el sitio web sus descripciones de pedidos de pagos ilegales a los que se han visto expuestos por parte de funcionarios públicos en sus comunidades durante la realización de diversos trámites tales como la obtención de licencias de conducir o de un documento de identidad, permisos de construcción, etc.. De manera anónima, las narraciones de corrupción de numerosos ciudadanos en distintas regiones de la India quedan plasmadas en el muro de la página de web y permiten ir construyendo un mapa de la “pequeña” corrupción al explicar por qué, cómo y cuándo se realizaron estos pagos ilegales.

Si I Paid A Bribe es la plataforma para la corrupción minorista, las plataformas diseñadas por el blogger y activista político ruso Alexei Navalny están dirigidas a la gran corrupción. En efecto, entre muchas otras iniciativas de Navalny, se destaca Rospil, una plataforma diseñada especialmente para recibir denuncias mediante pruebas y documentos sobre grandes contrataciones o proyectos públicos que luego un equipo de abogados, que apoya la plataforma, investiga y profundiza. También producto de Navalny es la plataforma colaborativa Enciclopedia de Excesos, lanzada a comienzos de este año a través de la cual expuso los sobreprecios y sobrecostos en los distintos proyectos de las Olimpíadas de Invierno de Sochi que se llevaron a cabo en Rusia.

Independientemente de si su foco está en la pequeña o en la gran corrupción, estas plataformas pueden esencialmente clasificarse de acuerdo a cómo procesan información: o bien están diseñadas para simplemente difundir denuncias, o bien tienen la intención expresa de recolectar datos a través del trabajo conjunto, coordinado y en red de diferentes actores que contribuyen con información (o crowd-sourcing) para luego difundirlos y formar potencialmente una comunidad de activistas que trascienda lo virtual.

Asimismo, en el constante avance en pos de lograr más y mejores aplicaciones, se han llevado adelante sesiones de “hackatones anticorrupción”, jornadas de 24 horas donde programadores y desarrolladores se reúnen junto a expertos de integridad para crear herramientas innovadoras que aportan soluciones a problemas existentes. Los “hackatones” organizados por Transparency International en diferentes países desarrollaron, entre otras, aplicaciones para reportar actividades de publicidad electoral, rastrear el tráfico de dinero que bloquean iniciativas de cambio climático o monitorear el financiamiento de campañas políticas. También en la Argentina se realizó el Datafest en 2013 que reunió a programadores e investigadores para trabajar en data mining y visualización de datos públicos.

Todas estas aplicaciones, que día a día crecen en cantidad e innovación, sirven para empoderar a los ciudadanos, organizaciones y otros grupos de interés. Lo que está en juego aquí es el carácter activo y comprometido del nuevo ciudadano digital que tiene a su alcance poderosas herramientas con las cuales controlar de cerca el correcto funcionamiento con integridad y transparencia de los gobiernos y de los mercados.

*Coordinador del Centro de Gobernabilidad y Transparencia – IAE Business School.

Fuente: Perfil.


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