El empresario Alfredo Pesquera, que desde el viernes era buscado como sospechoso del asesinato del financista Miguel Angel Graffigna, ocurrido el 7 de junio de este año, fue hallado muerto de un balazo en la cabeza en el interior de su camioneta ayer a la tarde en el barrio de Saavedra.
En principio, la hipótesis indica la posibilidad de que se trate de un suicidio, pero de todos modos se harán estudios para determinar con certeza las circunstancias del fallecimiento, hasta descartar que no haya sido un asesinato. Pesquera estaba prófugo desde el viernes cuando la Justicia había ordenado su captura nacional e internacional.
Pesquera había llegado a tener cierta trascendencia a nivel público en el año 2000, cuando fue imputado, aunque terminó absuelto, de haber provocado la muerte del cantante Rodrigo Bueno, en forma accidental, al chocar con su camioneta al vehículo en el que viajaba el artista cordobés. Rodriso se accidentó en la autopista que unes Buenos Aires con La Plata y siempre se habló de una maniobra de otro coche que habría hecho perder el control a la camioneta en la que él viajaba.
El cuerpo de Pesquera fue hallado cerca de las 16 de ayer en el asiento trasero de su lujosa camioneta BMW X6 negra, que estaba estacionada en Ramallo al 3300, casi en el cruce con Conde, en el barrio porteño de Saavedra.
El cuerpo presentaba un disparo de arma de fuego en la cabeza y los peritos de la Unidad Criminalística de la Policía Federal encontraron una pistola entre las piernas de la víctima, por lo que la principal hipótesis es la del suicidio, tras la orden de arresto que le había pedido la fiscal Paula Asaro, quien investigaba el crimen de Graffigna ocurrido a mitad de año.
La noche anterior la casa de Pesquera había sido allanada por orden del juez de instrucción porteño Javier Ríos, quien consideró que había pruebas suficientes como para pedir su captura como sospechoso del homicidio del financista Graffigna.
La investigación del caso Graffigna está en manos de la fiscal Asaro, quien pudo determinar que el financista había iniciado una serie de acciones para tratar de cobrar dinero que le adeudaban varias personas, entre ellas el propio Pesquera. Una serie de correos electrónicos evidenciaban el reclamo del pago de la deuda.
Los datos guardados en el GPS del vehículo en el que se movilizaba Graffigna determinaron que el día de su muerte pasó por la dirección donde vive Pesquera y hasta se presume que ambos estuvieron conversando en el interior del rodado, según los registros telefónicos. Graffigna, al igual que Pesquera ahora, apareció muerto dentro de su auto.
Respecto del caso Pesquera, aunque la hipótesis más firme hoy es la del suicidio, los investigadores no descartan que pueda haberse tratado de un asesinato. Por esa razón, fuentes de la comisaría 35, que intervino en el hecho, señalaron que se buscaron rastros de deflagración de pólvora en las manos de la víctima, para confirmar que Pesquera fue quien apretó el gatillo para quitarse la vida. También se pedirán las grabaciones de las cámaras de seguridad del lugar, para saber si alguna de ellas pudo captar alguna escena que sirva para la pesquisa.
La investigación de la muerte de Pesquera, por razones de jurisdicción, quedó en manos de la Fiscalía del Distrito Saavedra-Núñez. La detención de Pesquera había sido solicitada a nivel nacional e internacional por el juez Ríos. En esa causa, además de los datos que aparecían en el GPS del vehículo de Graffigna, la fiscal Asaro contaba con un cabello y la constancia de un arma comprada en los días previos al asesinato del financista Graffigna.
Graffigna fue asesinado el 7 de junio de un tiro en la cara dentro de un Peugeot RCZ estacionado en la calle Fraga al 1300, esquina Heredia, del barrio porteño de Villa Ortúzar. Según la investigación, mediante el GPS del auto de Graffigna se determinó que la puerta del entonces domicilio de Pesquera, en la calle Tronador, resultó el último lugar donde el financista paró un minuto antes de estacionar, a 15 cuadras, en el lugar donde fue asesinado.
Cientos de llamadas, mensajes y correos electrónicos, más documentación hallada en el baúl del auto de la víctima, permitieron a la fiscal Asaro acreditar que Graffigna administraba negocios del empresario y luchador Jorge “Acero” Cali. De acuerdo con lo recabado por la fiscal, el financista le propuso a Pesquera que aportara dinero para un espectáculo que Cali tenía previsto montar en el Luna Park y de esta manera comenzar a saldar una deuda.
La sospecha es que Pesquera se negó a desembolsar ese dinero y no descartan que, al comunicárselo a Graffigna, se haya tensionado la relación. Cuando se encontraron, el 7 de junio pasado, el financista fue armado con una pistola adquirida recientemente y se presume que durante un forcejeo recibió un disparo que lo mató.
Dicha pistola, una Glock calibre 40, nunca fue hallada, por lo que ahora una de las tareas clave de los pesquisas será determinar si el arma hallada dentro de la camioneta de Pesquera pudo ser la que mató a Graffigna. Pesquera se hizo conocido cuando lo acusaron de haber causado el accidente en el que, el 24 de junio de 2000, murieron el cuartetero Rodrigo Bueno y el actor Fernando Olmedo, hijo del humorista Alberto Olmedo. Como consecuencia del choque, la camioneta en la que iban las víctimas volcó en la autopista Buenos Aires-La Plata.
En el juicio oral, que se hizo en 2001, Pesquera finalmente fue absuelto por el Tribunal Oral en lo Criminal No 2 de Quilmes al entender que una mala maniobra de Rodrigo fue la que ocasionó el accidente. En febrero de 2007, Pesquera volvió a ser noticia, aunque esta vez porque fue condenado por la Justicia de La Plata a un año y cuatro meses de prisión por “estafas reiteradas”.