| Un debate que atrasa

Cecilia Pando también quiere que vuelva la colimba

La defensora de los militares condenados por delitos de lesa humanidad, expresó su apoyo al retorno del Servicio Militar Obligatorio. Se sumó a Mario Ishiy y Alejandro Granados. La iniciativa no va a prosperar.

La colimba terminó tras la muerte del soldado Carrasco.

La colimba terminó tras la muerte del soldado Carrasco.

Por Javier Sinay.

El debate que generó la posibilidad del regreso del servicio militar obligatorio parece haber sido resuelto en los papeles con la negativa expresa de los altos mandos, pero en el campo de las opiniones queda todavía una marca inesperada para el kirchnerismo. “El 90% de la gente acepta la idea del servicio militar porque no puede contener a sus hijos”, dijo esta semana el senador bonaerense (y ex intendente de José C. Paz) Mario Ishii, y propuso una consulta popular para que la gente vote si quiere que se retome el servicio militar obligatorio para los jóvenes que “no trabajan ni estudian y duermen hasta las 2 de la tarde”.

El servicio militar obligatorio fue eliminado en 1994, como consecuencia del asesinato del conscripto Omar Carrasco a manos de sus instructores militares. El crimen fue la coronación de una larga tradición de maltratos. Pero hoy la idea ha vuelto a imponerse.

Para el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Granados, “habría que ver qué función cumpliría. Si las funciones que cumplirían las Fuerzas Armadas en un futuro no muy lejano son colaborar con la seguridad interior, sería bárbaro”. Pese a que una ley nacional prohíbe que los militares realicen tareas de seguridad interior, Granados se mostró entusiasmado.

Carlos Fara, titular de la consultora Fara y Asociados, dice que un 49% de los encuestados quiere que la colimba vuelva. “Este fue el porcentaje más alto de los últimos diez años: hay un anhelo por la vuelta al orden”. La consultora que dirige estudia el tema hace tiempo. “Hay una sociedad que está reclamando un equilibro entre derechos y obligaciones”, asegura Fara.

Cecilia Pando, defensora ante la opinión pública de varios militares acusados de crímenes de lesa humanidad, también ve con buenos ojos la moción. “El servicio militar era muy positivo”, expresa. “No solamente convivían chicos de diferentes clases sociales y se hacían amigos, sino que además recibían atención médica, algunos de ellos por primera vez en su vida, terminaban la primaria y aprendían a trabajar”. A pesar del crimen del soldado Carrasco, Pando cree que la conscripción debe volver. “No hay que sacar todo por un solo caso que sucedió, sino que hay que contemplar todo lo bueno que se hizo con los jóvenes. La conscripción serviría para luchar contra la inseguridad: ¿cuántos jóvenes están en la calle desocupados y terminan drogándose?”.

También el senador nacional mendocino por el Frente Producción y Trabajo, Roberto Basualdo –un peronista alejado del kirchnerismo–, sostuvo en estos días que no es una mala idea: “tenemos que buscarle el equilibrio, pero creo que hay que trabajar en su retorno”. En Mendoza funciona un Servicio Cívico Voluntario, un programa de capacitación en oficios destinado a jóvenes de entre 14 y 24 años que no tienen empleo, para lo cual se utilizan instalaciones de las Fuerzas Armadas en desuso.

“El objetivo de un retorno al servicio militar obligatorio sería buscar que los jóvenes se formen en oficios y contribuyan en tareas contra la inseguridad”, dice el abogado constitucionalista mendocino Ricardo López Almirón, impulsor del Servicio Cívico Voluntario. “De prosperar la iniciativa, los jóvenes que realicen el servicio militar podrían cobrar una mensualidad”.

Entre las voces que se alzaron en contra, el jefe de Gabinete, Sergio Capitanich, rechazó la iniciativa y apoyó las palabras del ministro de Defensa, Agustín Rossi. “Fue muy claro de que no se debe estigmatizar a los jóvenes; el servicio militar no resuelve los conflictos sociales”, dijo. Desde el SerPaJ, la organización del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, dicen que el servicio militar no ayuda a los jóvenes. Y hasta el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, coincidió. “Es necesario apostar a la digitalización de los jóvenes, a enseñarles idiomas, a la práctica del deporte”, dijo. “La colimba es corre, limpia y barre, y terminaban siendo sirvientes de los oficiales. No ayuda a los jóvenes, sino que agrava su situación, o sea que los usaban para cualquier cosa”.

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, aseguró que la propuesta es perder el tiempo. “Es realmente indignante que alguien pretenda volver a un pasado realmente repudiable porque las Fuerzas Armadas no están para educar, ni para proteger, ni para cobijar gente, para eso está la familia, la escuela, el Estado y la sociedad”, dijo. “Estamos mezclando todo, haciendo una confusión tremenda, salen esos malos recuerdos donde uno sabe que han muerto, han torturado, han maltratado a jóvenes y recordamos la guerra de Malvinas, se trae a la luz algo que ya estaba en un pasado, aunque en la memoria, esto es enervante a una situación social claramente de confrontación”.


Compartir: 
Etiquetas:  , ,