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Un informe oficial dice que los presos de Sierra Chica viven peor que las ratas

El techo se cae sobre los detenidos.

El techo se cae sobre los detenidos.

Por Rodolfo Palacios.

Pasan el día en la celda, cada tanto salen al patio y se alimentan de las sobras. En Sierra Chica, las ratas viven mejor que los presos. Al menos tienen la posibilidad de escapar o andar por donde se les antoje. Los detenidos que purgan condena en esa cárcel viven en una representación del infierno: comida podrida, baños peor que chiqueros, sin agua, a veces sin luz, conexiones eléctricas precarias y pabellones que se inundan cada vez que llueve.

“Es una bomba de tiempo. Puede ocurrir una tragedia en cualquier momento. Cuando llueve, hay internos que se cubren con bolsas de plástico y hay cables pegados que rodean las paredes y los pisos. Viven deshumanizados y reducidos a condición de ratas”, denunció a CyR Analía Toledo, directora del programa de Inspecciones de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).

Un equipo del Comité contra la Tortura de la CPM inspeccionó hace una semana la Unidad Penal 2 de Sierra Chica, a doce kilómetros de Olavarría, y confirmó las pésimas condiciones de detención en el lugar y la omisión de órdenes judiciales que disponían el alojamiento en otros penales del conurbano bonaerense de varios de los detenidos. Se entrevistaron a 500 internos y se presentaron más de 300 acciones urgentes ante los 19 departamentos judiciales bonaerenses. “El estado en que se encontró la unidad y a las personas allí alojadas no sólo dan cuenta de la desidia de los sistemas penitenciario y penal bonaerenses, sino centralmente de la deshumanización de las

Los presos aseguran que pasan hambre.

Los presos aseguran que pasan hambre.

personas detenidas. A  132 años después de su inauguración, las condiciones materiales de la unidad penitenciaria son deplorables por la indudable carencia de mantenimiento. Las paredes y los techos se caen a pedazos sobre los cuerpos y pertenencias de las personas encarceladas”, es uno de los fragmentos del lapidario informe.

La CPM considera que los pabellones 8,11 y 12 de Sierra Chica deben clausurarse en forma inmediata, y se debe cumplir en forma urgente con las órdenes judiciales. En la inspección,  el equipo del CPM encontró en el pabellón 8, destinado a alcaldía, a 115 personas hacinadas que compartían celdas de 2 por 3 metros aproximadamente. La alimentación era escasa o nula y los detenidos la describieron como “zanahorias podridas con arroz y polenta”. Comprobaron que la comida del día anterior a la inspección consistía en una especie de sustancia viscosa con polenta y algunas verduras.

“Sierra Chica refleja lo que ocurre en otras cárceles, donde se vive  de las provincias situaciones similares de hacinamiento, condiciones edilicias precarias, comida pésima y escasa. Los internos consultados dicen que se mueren de hambre. Muchos de ellos no reciben visitas. Encontramos a personas que estaban por averiguación de identidad. En muchos casos no pueden ducharse, no hay luz, tampoco los sacan al patio. Hay madrigueras y ellos tapan los agujeros con su ropa para que no aparezcan las ratas. No parece importar que estas personas no duerman, no coman, no vivan”, explicó Romero.

Al margen de las pésimas condiciones de detención, en las cárceles bonaerenses funciona un aceitado sistema de corrupción. Los guardias recaudan a cambio de drogas, mejores condiciones de detención, traslados a mejores pabellones. Incluso algunos proveen de armas para que se peleen entre los presos.

La cárcel se cae a pedazos.

La cárcel se cae a pedazos.

“Pasan meses sin salir a ningún lado y terminan saliendo quebrados. La mayoría de los detenidos pertenece a uno de los sectores de la sociedad más vulnerables. Otra cárcel que tiene condiciones pésimas de detención es Olmos, donde en cinco pisos hay detenidas más de dos mil personas. Por cada piso hay doce pabellones colectivos, muchos de ellos sin ventanas. Hay 40 detenidos por cada pabellón que son custodiados por un solo guardia. Existen leoneras o jaulas al aire libre. Una de ellas le dicen la meona porque de un techo caen residuos cloacales”, dijo Romero.

Según le informe, cuando los guardias caminaron entre las ratas con naturalidad, aparece la imagen más horrorosa de la deshumanización: “Para ellos las ratas y los detenidos son lo mismo: la negación absoluta y cabal de que allí hay hombres, una negación más lacerante que la violencia física”.

A eso se le suma un régimen que consiste en 24 horas de encierro en las celdas, sin acceso a las duchas, instancias recreativas, educativas o laborales ni comunicación telefónica con sus familiares o respectivos juzgados.

La cárcel de Sierra Chica fue escenario, el 30 de marzo de 1996, de un sangriento motín encabezado por Los Doce Apóstoles, liderados por Marcelo Brandán Juárez, quienes tomaron como rehenes a trece guardias de la cárcel y a la jueza de Azul María Mercedes Malere. Más de mil presos se plegaron al motín. En la revuelta, que duró ocho días, los apóstoles mataron a ocho presos, los incineraron en los hornos del penal y cocinaron empanadas con algunos de ellos. El 14 de abril de 2000, Los Doce Apóstoles fueron condenados a prisión perpetua en un juicio televisado. Ellos estuvieron adentro de una jaula.

 


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