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Julián Alvarez: «Nos van a conocer verdaderamente»

Por Irina Hauser.

“Yo logré convencer a mi viejo de que se haga kirchnerista. Era un tipo de barrio, un poco gorila, que le gustaban los radicales.” Julián Alvarez pone el ejemplo de su proeza familiar para explicar por qué tiene altas expectativas de lograr consensos en un organismo tan fragmentado como el Consejo de la Magistratura, donde acaba de ingresar. Se tiene fe, afirma, con sus 32 años y un fervor militante acorde. Lo dice, incluso, con una apuesta todavía más desafiante: “Ojalá pueda convencer a los jueces de este país. No quiero convencerlos de que sean kirchneristas, quiero convencerlos de que un país inclusivo y pensar en el otro es importante; venimos de un país demasiado ensimismado, del sálvese quien pueda, quisiera que los jueces hagan política a través de sus sentencias mirando al más débil”.

La corbata de Alvarez cuelga de un perchero. Saca pecho cuando habla, tiene ojos claros y una cicatriz en la frente. Desde el jueves, cuando juró como representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, destapó una locuacidad que sólo sus amigos le conocían. Con Página/12 habló de sus objetivos de llenar las vacantes en tribunales, de lo que dejó la reforma judicial fallida, de la intención de llegar al final de su gestión junto con Julio Alak con toda una legislación de fondo renovada y de su mayor sueño: ser intendente de Lanús. En su despacho cuelga, de hecho, una remera de La Cámpora-Lanús, donde vive, hay una foto de la Presidenta, un poster del Nestornauta y hasta un termo con las fotos de Néstor y Cristina Kirchner junto con Evita y Juan Domingo Perón.

–¿Cómo va a hacer para convencer a los jueces de hacer política y actuar en clave de inclusión?

–Amo la política. Quiero que los jueces entiendan que tienen que dedicarse a hacer política, entendida como herramienta de transformación de la realidad. Así van a poder utilizar esa herramienta mejor. Quiero jueces con conciencia social, que estén mirando a la sociedad. Tenemos que pensar en una nueva formación, en cambios de currículas y sostener el debate.

–Parece una aspiración alta, teniendo en cuenta que la reforma para democratizar la Justicia no prosperó como fue pensada…

–Fomentar la conciencia social en los jueces es parte de ese proceso de democratización que es eso, un proceso histórico. No es un hecho político como recuperar Aerolíneas Argentinas. La democratización empieza cuando asume Néstor Kirchner y dice que la premisa con la que se discutirán las normas son los derechos humanos. Diez años después, Cristina dice en Plaza de Mayo “vamos a democratizar la Justicia” y lo hace tras una discusión tan central como la de la ley de medios, porque cuando estaba por llegar el 7D es el Poder Judicial el que ayuda a que Clarín se reconstituya como Terminator. Una ley votada por todo el Congreso la frena un sistema que conduce un puñado de tipos con pensamiento procesista.

–¿Su llegada y la del diputado Eduardo Wado de Pedro al Consejo busca instalar reformas que no se lograron por ley?

–Asumimos porque una diputada cumplió su mandato y, en mi caso, porque como secretario de Justicia cumplí recién ahora con los requisitos para representar al Ejecutivo. Claro que buscamos reformas. La Cámpora está estigmatizada, pero está sentada adentro del Consejo de la Magistratura discutiendo. Nos van a conocer verdaderamente.

–¿Qué planean hacer desde el organismo?

–Cubrir las vacantes del Poder Judicial, que son un tercio del total, con personas que piensen con conciencia social y no estén vinculados con la dictadura ni con grupos económicos. Terminar los concursos de acá a fin de año.

–Antes el oficialismo no mostraba preocupación por este tema, era un reclamo de la corporación judicial. Ahora les van a decir que quieren poner jueces afines.

–Siempre preocupó. Igualmente, al bloque oficialista no le alcanzan sus votos para proponer jueces, necesita consenso con otros sectores.

–¿Con qué sector del Consejo cree factible consensuar?

–Espero que con todos, la apuesta es lograr unanimidad. Vamos a intentar convencer, incluso a todos los que creen que conspiramos contra sus intereses, que lo que los jóvenes queremos en política es un país mejor. La formación y los objetivos no tienen que ver con la edad.

–Arrancaron sin poder elegir presidente….

–Acabábamos de asumir, en diez minutos no podíamos resolver nada. Esperamos elegir autoridades la semana que viene, que sea presidente el que tenga consenso. Además, tenemos que cambiar el reglamento, que es clave para aplicar aspectos vigentes de ley del Consejo, como una nueva forma de armar las ternas (con tres candidatos por cada cargo), va a haber igualdad entre abogados y magistrados a la hora de postularse y plazos para acelerar los concursos.

–¿Van a buscar otras formas de ampliar la participación en el Consejo? Por ejemplo, ahora para ser consejero por los jueces hay que ser de la Asociación de Magistrados. ¿Y el que es de Justicia Legítima?

–Ya veremos si se discuten los mecanismos. Pero como dice Cristina, el pueblo entra en las grietas como el agua.

Rompecabezas

Alvarez es fanático de armar rompecabezas. Tiene uno de 3000 mil piezas colgado de la pared. Es una imagen de la Capilla Sixtina. “Le falta una pieza, ¿adónde está el hueco?”, desafía a esta cronista, que no logra darse cuenta. El funcionario se ríe y cuenta que les hace lo mismo a sus amigos, que luego se obsesionan, y cada vez que entran a la oficina están pensando en la pieza que falta. “Eso hizo Néstor, juntó millones de fichas, mostró las que faltan y generó obsesión por esas fichas. Eso intentamos al pensar el proceso de democratización de la Justicia, mostrar las fichas que faltan. Hay una discusión instalada sobre qué justicia tenemos y qué justicia queremos”, explica.

–¿Los proyectos para democratizar son de ustedes o de la Presidenta?

–Todo de Cristina. Todas las ideas, de todos los proyectos, fueron de ella. Y seguramente venían del debate interno del Gobierno. Nosotros, con el ministro Julio Alak, pusimos el contenido. Muchos eran temas de sentido común y estructurales: Cámaras de Casación para descomprimir a la Corte; darle celeridad al Consejo y voto popular de los consejeros para que ingrese el pueblo a la toma de decisiones; declaraciones juradas para saber quiénes son los jueces, el ingreso democrático al Poder Judicial.

–¿Cuál es su autocrítica respecto de los que no prosperaron?

–Tengo autocrítica, pero me alcanza con que se visibilizó una situación. Igual hay aspectos vigentes. Lo que no prosperó fue porque la corporación judicial no permite que toquen sus intereses y que ingrese el pueblo en la toma de decisiones, tienen sentido antidemocrático.

La Corte y los Códigos

–¿La relación del Gobierno con la Corte es tan tirante como parece?

–Me llevo muy bien con la Corte, tengo una buena relación con (Ricardo) Lorenzetti. Hablo por teléfono. Lo veo cuando hay temas institucionales importantes.

–¿Y cómo define a la Corte?

–Tomó decisiones importantes pero tuvo muchos errores, como prorrogar la cautelar de la ley de medios que ella misma decía que caducaba el 7 de diciembre, o declarar inconstitucional la reforma del Consejo. Pero es una Corte respetable y de nivel. Los procesos son dinámicos, hay que ir viendo.

–¿Tienen pensado cambios en el fuero federal?

–Es un fuero sensible, con causas políticas, algunas causas de pronto van muy rápido y otras muy lentas, es evidente. Pero a mí me importan también el 99 por ciento de causas que no son políticas. Hace falta una reforma procesal. Hoy los jueces investigan y toman decisiones, todo a la vez, cuando el mundo está pasando a un sistema acusatorio, donde los fiscales investigan y los jueces resuelven. Vamos a discutir un nuevo Código Procesal este mes en Mar del Plata, invitando a todos. Esto es todo parte de un proceso que empezó con el “digesto”, que tiene media sanción, y consistió en analizar las 30 mil normas y determinar cuáles sirven: quedaron 3000. Luego, el Código Civil y Comercial, también con media sanción; el Código Penal ya tiene el anteproyecto. Sólo falta crear un Código Contencioso Administrativo.

–¿Y por qué quieren crearlo? Es otro rubro sensible el de los juicios contra el Estado…

–Tenemos un Estado presente, es importante tener normas que lo regulen. ¿Por qué si impulsamos un Código Civil y uno Penal, no podemos sacar uno Contencioso? Uno regula las relaciones privadas, el otro la acción punitiva del Estado, el Contencioso apunta a la relación entre el Estado administrador y los administrados. El Estado no es más el de los noventa, no es un Estado chiquito, es un Estado grande. Se requiere resguardo normativo con la premisa de velar por el interés público.

–O sea que quieren terminar la gestión dejando su sello en toda la legislación de fondo.

–Sí, claro, un proceso de transformación social grande merece que se refleje en lo institucional. También queremos cambiar la Ley del Servicio Penitenciario Federal, que es de la dictadura. Queremos una ley que genere una agencia de inclusión social, con incidencia de los civiles en la fuerza, profesionalizándola.

–La cultura penitenciaria es eminentemente represiva. ¿Una ley la puede cambiar?

–El derecho motiva conductas. Esperamos tener una ley que genere un servicio sin violencia institucional y que los detenidos egresen con posibilidades de incluirse en la sociedad.

Fuente: Página 12.


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