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Pasarella y el negocio de las entradas mellizas

Por Ignacio Ramirez– La justicia cierra el círculo del negocio de las entradas ilegales en el club River Plate. La investigación de la venta de ingresos trajo un giro inesperado: las entradas mellizas que salían del propio club conducido por el ex presidente Daniel Pasarella para financiar un sector importante de la barra brava. Los violentos eran los responsables de la reventa clandestina de ticket truchos a través de revendedores y agencia de turismo irregulares.

 

En una primera etapa se sospechaba de fraudes de la barra brava en la comercialización clandestina de entradas “de protocolo” y de reventa de entradas de socios en las instalaciones del club de Nuñez.

 

La fiscal Cristina Camaño pedirá en las próximas horas la indagatoria de Pasarella, además de otros dirigentes y barras acusados del presunto delito de asociación ilícita, al comprobarse una supuesta maniobra en la que se imprimían entradas mellizas para financiar a un riñón importante de los borrachos del Tablón.

 

Cabe recordar que el fiscal  José María Campagnoli, titular de la Fiscalía de Distrito de Saavedra y Núñez,  había solicitado el año pasado la detención del ex presidente, entre otros directivos del club. Pedido que fue denegado por juez Fernando Caunedo por haber sido requerida “sin fundamentos”.

 

El centro del expediente y la investigación policial contienen diferentes escuchas que determinaron el modus operandi de la sociedad entre los ex dirigentes y  un empleado de del club, y mano derecha de Pasarella. Nicolas Alonso, ejecutivo del Monumental  a cargo del sistema informático, habría sido el principal responsable de confeccionar y emitir entre 500 y 1000 entradas “mellizas” por partido.

 

Alonso es un íntimo amigo del hijo de Passarella era el encargado de imprimir la totalidad de entradas (Canje y Protocolo) y según empleados del club respondía directamente a las órdenes del ex presidente de River.

 

Las duplicaciones de entradas emitian las entradas legales y las gemelas que luego circulaban de forma clandestina en el mercado negro gracias a los aportes de ciertos integrantes de la Comisión Directiva cedidos voluntariamente a la mafia barrabrava.

 

La fiscalía cree que las entradas habrían sido cedidas a Matías Goñi,  uno de los pilares de la cúpula de los Borrachos del tablón, quien a su vez se las daba a José Uekin, considerado en el la causa como “un importante revendedor”; quien tenía un conocido vendedor apodado como “el uruguayo”.

 

Las escuchas lograron confeccionar el mapa de la reventa: revendedores con protección policial trabajan y redistribuían las ganancias del negocio millonario. El negocio de las entradas contaba con una clara sociedad entre dirigentes y barras y producía grandes ganancias para todos.

 


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