Por Rodolfo Palacios.

Están ahí, a la vista de todos pero a la vez mezclados en la muchedumbre que va y viene por la peatonal Florida. Repiten como autómatas la palabra “cambio”, algunos están dispuestos a aceptar el regateo y andan con los bolsillos llenos. Desde que el Gobierno dispuso el cepo cambiario, la City porteña se llenó de arbolitos. Se estima que hay más de cien. Al hecho de que desarrollan una actividad ilegal, se suma otro condimento: algunos aprovechan para meter dólares falsos.

La mayoría de las denuncias se recibieron en la comisaría 1°, que tiene jurisdicción en el microcentro. En muchos de los casos, los damnificados contaron que cada 1000 dólares, 100 eran truchos. “En épocas de cambios económicos, a los delincuentes se les ocurre siempre una idea para aprovecharse de la situación. Van detrás de la plata o de la necesidad de la gente. Y para los falsificadores es un gran oportunidad para deshacerse de los billetes. Lo aconsejable, obviamente, es no comprarles a los arbolitos. Y siempre mirar que el billete sea verdadero, aun se esté adentro de un banco ”, opinó José María Irrera, especialista en seguridad y comisario de la Bonaerense retirado. Hasta ahora detuvieron a tres arbolitos.

Los controles de la AFIP no ahuyentan a los cambistas callejeros.

En los últimos meses surgieron locales y cuevas donde se realiza el cambio paralelo. Incluso hay empresas que cambian dólares como consecuencia de las trabas oficiales. La AFIP hace controles pero los arbolitos actúan a diario, sobre todo en Florida y Lavalle. Hasta hay arbolitos que no tienen reparos en trabajar frente a las casas de cambio. Muchos de los nuevos vendedores de dólares eran repartidores de volantes o promotores de los negocios de Florida que dejaron sus anteriores trabajos porque en este rubro ganan más. Los arbolitos trabajan a comisión: se quedan con alrededor del 6% por cada operación. Según una nota que publicó el diario El Cronista Comercial, los que mejor ganan se llevan hasta 25 mil pesos por mes.

“La metodología de los arbochorros, como yo los llamo, es clara. Se ponen a charlar con la gente y terminan cometiendo la estafa”, dijo el abogado Javier Miglino, especialista en delitos económicos, quien denunció que al menos tres personas fueron estafadas en Florida y Lavalle. Uno de los arbolitos dijo que había venido de Colombia y tenían dólares para alquilar un departamento durante un año, pero no conseguían donde cambiarlo a la cotización blue ($ 6,30) porque que según ellos las casas de cambio les ofrecían $ 4,60.  “Después de un rato de charla se ganaron la confianza de las víctimas, que fueron cayendo una a una, durante dos días. Estafaron por un valor de 20 mil dólares en la cotización blue”, dijo Miglino.

Una vez que los billetes están listos, los pasadores se encargan de introducirlos en el mercado legal. Suele ser un trabajo de hormiga y en general lo hacen en negocios o en lugares que no detectan billetes falsos. Otra variante, que hace foco esta vez en los turistas, es meterles billetes de pesos falsos a quienes buscan cambiar con los arbolitos para aprovechar una tasa más alta.

Para el viejo falsificador Héctor Fernández, que hace dos meses fue detenido por sexta vez por la División Defraudacion y Estafas de la Policía Federal, el cepo a la compra de dólares llevó a muchos delincuentes del rubro a focalizar sus maniobras en ese punto. “Si escasean los dólares, es mejor para los chorros. Ya sea para los que no podían blanquear la guita robada o para los que falsifican. La gente anda apurada y necesita dólares, y ahí aprovechan la volada para meterle algún papelito de color”, dijo Fernández, más conocido como El Artista. En su carrera criminal, que comenzó hace 35 años, llegó a falsificar cinco millones de dólares. Es probable que muchos de sus billetes ahora estén en manos de los arbochorros o de sus desprevenidas víctimas.