Por Javier Sinay.

Según un informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Argentina posee los menores índices de asesinatos de la región y los más altos en robos y tentativas de robo. El estudio se titula “Seguridad ciudadana con rostro humano”. Fue realizado por el PNUD junto a especialistas y organizaciones no gubernamentales y aborda el problema de la inseguridad y la evolución del delito en América latina.

El número de homicidios registrados en la Argentina, siempre de acuerdo con las estadísticas oficiales, alcanzó a 2731 en 1995 y, 17 años después, descendió a 2305, en 2005: representa menos de seis crímenes por cada cien mil habitantes, una cifra similar a la de Uruguay y a la de Chile. En cuanto a los robos, hubo 386.828 hechos (incluyendo tentativas) en 2008, una tasa cada 100 mil habitantes de 973,3 que ubica al país en el primer lugar. Según el estudio, en los últimos 25 años ha habido un marcado aumento en las tasas de robos para la mayoría de los países de la región.

Los robos aumentaron en los últimos años.

Las estadísticas argentinas resultaron un problema para los encargados del informe, ya que el gobierno no da las últimas estadísticas oficiales. “Trabajamos con una larga serie de variables y preguntas sobre robos, homicidios, fuerzas policiales y presupuesto, entre otras”, explica a Crimen y Razón Marcelo Bergman, coautor del informe y director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CILEV), de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). “Algunos países han aportado datos de 2011; otros, de 2012. Argentina, ignoro por qué, sólo ha aportado datos de 2008/2009. Venezuela tampoco dio datos actualizados. Pero tomamos encuestas relevadas y fuentes secundarias para armar el panorama”.

El informe compara la situación de 18 países: Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Chile, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Uruguay. De ellos, los diez países con más asesinatos son Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, República Dominicana y Venezuela, con tasas superiores a 10 por cada 100 mil habitantes. En cuanto al impacto de la inseguridad, Argentina, Chile y Panamá son los países que menos han modificado sus hábitos recreativos a causa del delito.

Con diez conclusiones detalladas que también funcionan a modo de recomendación, el informe mira al futuro. “En términos generales, la solución a estos problemas es compleja, pero no pasa por la mano dura, cuyas políticas rara vez dan resultado”, sigue Bergman. “Hay que hacer un trabajo parsimonioso desde distintos lugares. Y tenemos una recomendación central: hay que ocuparse. No se puede desatender el problema porque dos años después estará peor, y quince años más tarde, mucho peor”. Para los autores del informe, hay que invertir en sistemas de prevención y desarrollar capacidades.

El trabajo también afirma que la violencia afecta más a los jóvenes, que sufren homicidios con una tasa superior al doble respecto del resto de la población. Pero para Gabriel Kessler, doctor en Sociología e investigador del CONICET, autor de “Sociología del delito amateur” y “El sentimiento de inseguridad” –entre otros libros-, el dato de los jóvenes no es determinante. “En cualquier país los jóvenes mueren por causas externas más que otros grupos poblacionales, por eso están sobrerepresentados. No debemos tomar ese dato como una anomalía de Latinoamérica, aunque en la región las tasas de muerte violenta de jóvenes suelen ser mayores que las de otras regiones”.

El estudio también señala que, con una tasa de homicidios de algo más de 20 casos por cada 100 mil habitantes –en promedio para la región-, Latinoamérica es el lugar más violento del mundo. En Europa, el promedio es de 3 casos; en Asia, de 4. “América Latina es la única región que ha tenido un deterioro sus tasas de homicidios en los últimos quince años”, sigue Bergman. “Aunque es difícil decir si es más insegura que África subsahariana porque allí hay lugares donde la figura del Estado casi no existe, de modo que tenemos un problema técnico para comparar”.