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Las redes sociales como medio para cometer delitos

 

Sólo se necesita una computadora con acceso a internet.

Por Rodolfo Palacios.

Son los delitos que se cometen con más impunidad. No se disparan tiros, los agresores actúan en las sombras y ni siquiera exponen su cuerpo. Casi no corren riesgos y pueden cometer los hechos sentado en una silla y con una computadora con conexión a internet como única arma. En uno de los casos, en Formosa, una joven empresaria viuda y madre de dos chicos fue extorsionada por mail por un hombre con el que había salidos siete meses. Al final, él publicó en Facebook fotos sexuales de ella y comentarios irreproducibles. La historia se resolvió en la Justicia: las imágenes fueron retiradas de la web y el hombre fue condenado a dos años de prisión.

Las condenas, en general, son en suspenso: el delito de amenazas tiene una pena de hasta 2 años de prisión según el artículo 149 bis del Código Penal. Pero si los imputados cometen otro delito y son condenados otra vez, deberán ir a la cárcel. Pero los delitos de coacción tienen una pena máxima de cinco años y el de extorsión de diez.

“Antes había una especie de vacío legal. Y muchos de estos hechos quedaban en el olvido o sin resolución. Es importante que Facebook, Yahoo y Google tengan oficinas en Buenos Aires porque antes había que mandar escritos a los Estados Unidos y la cuestión se burocratizaba. Lo importante es que las personas que amenazan, agreden y acosan por Internet ya no quedarán impunes”, dijo el abogado Javier Miglino, especialista en delitos informáticos. Su estudio jurídico recibió este año más de 30 casos: 20 de ellos tuvieron condena.

La complicación del caso es cuando los acosadores cometen las amenazas desde los locutorios. Aun así hay métodos para descubrirlos, no sólo a partir del IP (número de identificación) de la computadora, sino de las huellas que va dejando en la sesión: su mail, las páginas que visita. Para eso, dicen los investigadores, es fundamental la colaboración de los buscadores.

“Los menores constituyen el universo más vulnerable. Resultan alarmantes las últimas estadísticas conocidas en cuanto a que más del 60% de los adolescentes navegan en la red sin control de una persona mayor, y que más del 50% de los menores declaran haber conocido personalmente a algunos de sus nuevos amigos de las redes sociales”, opina Ricardo Sáenz, fiscal general ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional y especialista en delitos informáticos.

En otro de los casos denunciados, dos compañeros de trabajo injuriaban permanentemente a un oficinista desde una cuenta de Twitter falsa. Revelaban situaciones de su vida privada, lo insultaban y amenazaban. El damnificado hizo la denuncia y se pudo descubrir a los agresores. En ese caso no hubo condena, sino un acuerdo: se borraron los tuits y los acusados se comprometieron a no molestar a su compañero.

En otras causas la Justicia ordenó eliminar perfiles falsos de Twitter o Facebook. O menciones y fotos que involucran a modelos y vedettes con la prostitución vip. Por ejemplo, la modelo Bárbara Lorenzo –ex cola Reef- le ganó un juicio a Google por uso indebido de su imagen porque apareció vinculada a un sitio porno y ella no tenía nada que ver.  Cobrará 35 mil pesos de indemnización. A la estrella brasileña Xuxa le pasó lo mismo: exigió a través de sus abogados que el buscador retirara una foto de un desnudo suyo que no quería que se difundiera.

“Hubo fallos judiciales en Buenos Aires, Mendoza, Corrientes, Santa Fe y en otras provincias. Lo aconsejable es que las víctimas siempre tienen que hacer la denuncia policial y judicial. En muchos de los casos hay maltrato psicológico, hombres que publican fotos íntimas de mujeres, chicos que humillan a compañeros de escuela y otro tipo de situaciones conflictivas”, afirmó Miglino.

Para Sáenz hay una paradoja: “El propio avance tecnológico hace más vulnerables las herramientas que va desarrollando. Genera en los usuarios la sensación de que ningún medio de comunicación es lo suficientemente seguro como para confiar su intimidad. Al mismo tiempo y como una forma de retroalimentar este proceso, la gente va perdiendo interés en su privacidad y se expone cada vez más, principalmente a través de las redes sociales. Este fenómeno no es patrimonio exclusivo de los más jóvenes como podría pensarse, ya que muchas denuncias de delitos cometidos, por ejemplo en Facebook, son formuladas por mayores de edad”.

 

 

 

 


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