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La casa de Barreda se convertirá en un centro contra la violencia de género

Por Rodolfo Palacios.

Dice que su abogado lo dejó solo. En los últimos días aparecieron pintadas en su casa. “Asesino cobarde”, es una de ellas. Le cuesta dormir y a su novia le dice que está arrepentido por lo que hizo. A casi 20 años de haber matado a escopetazos a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra, a los 76 años Ricardo Barreda afronta una de sus peleas más difíciles: busca recuperar la casa de La Plata donde cometió los crímenes. “Es su propio abogado, viaja a La Plata todas las semanas porque quiere recuperar el caserón. Sueña con volver a ejercer como dentista”, contó alguien de su entorno.

Barreda quiere recuperar la casona donde el 15 de noviembre de 1992 cometió los crímenes. Abandonada desde hace casi 20 años, está en la calle 48 entre 11 y 12. Pero no es un asunto sencillo: un grupo de hombres que está en contra del machismo logró que se aprobara un proyecto de ley bonaerense para que esa casa se convierta en un centro que reúna información sobre la violencia de género. La idea es asistir y asesorar a las víctimas. También planean organizar charlas, debates, ciclos de cine sobre el tema, capacitación a policías, docentes, universitarios, empleados judiciales y de salud. El proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados bonaerense y se estima que antes de fin de año sea convertido en ley por el Senado.

Barreda y su novia Berta en el departamento de ella. (Foto Yamila Murán Leivas)

Pero la movida generó polémica. Para el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, toda expropiación debe justificarse por un fin utilitario, no por la trascendencia del caso. “Si la expropiación es por la fama del asesino, no estoy de acuerdo. Sería estigmatizarlo e imponerle otra condena, una condena simbólica. Distinto sería si se tratase de un delito de lesa humanidad. Pero acá se trata de otro tipo de delito, más allá de la gravedad del hecho y de la problemática de la violencia de género. Barreda ya fue condenado. Además, con ese criterio cabría preguntarse qué ocurrirá con las casas de otros condenados por matar a sus mujeres”, opinó Gil Domínguez.

“Espero volver a mi casa porque me corresponde. Ya pagué en la Justicia y estoy arrepentido por lo que hice. No es justo que a alguien que cometió un delito le quiten la casa. Lo hacen por mi mala fama”, se quejó Barreda, quien está en libertad desde hace cinco años. Vive en el departamento de Belgrano de su novia Berta André, a quien conoció cuando ella visitaba presos en la cárcel.

El impulsor del proyecto es  Darío Witt, fundador de Casa Abierta María Pueblo para Mujeres Niñas y Niños Víctimas de Violencia. Además es miembro del Instituto Nacional de Hombres contra el Machismo (Inahcom) y embajador de Amnistía Internacional.

“La casa de Barreda se ha convertido en una especie de pizarrón de la sociedad. Algunos escriben ídolo, aguante Ricky y otros lo llaman asesino. Es inédito. Nunca se le sacó la casa a un asesino múltiple para destinarla a un fin noble.

“La ex SIDE de la provincia de Buenos Aires se transformó en Comisión por la Memoria, el ex Regimiento 7 en Centro Cultural «Malvinas Argentinas» y la ex ESMA en Museo de la Memoria. Siguiendo esos casos,  podemos construir en esta casa el primer centro de referencia en el mundo realizado en una ex casa de un reconocido múltiple asesino de mujeres para profundizar desde un lugar emblemático la lucha contra el Machismo Cultural y la Violencia de Género”, es uno de los argumentos del proyecto, según publicó Página/12.

En todo este tiempo, varias personas intentaron usurparla. Uno de los casos más conocidos fue protagonizado por un grupo que intentó entrar después de hacer un boquete. Las paredes están pintadas con leyendas de todo tipo. “La casa está valuada en 350 mil dólares, pero con todo lo que ha ocurrido y el estado de abandono que presenta, su valor bajó, por lo menos, un 20 por ciento”, dijo una fuente judicial.

La estrategia de Barreda es clara. Como la sucesión de la casa está en pleno trámite, tiene posibilidades de recuperarla. Si queda probado que a la última que mató es a una de su hijas, es el heredero. En cambio, si la última víctima fue su suegra, los beneficiados serán los hermanos de la mujer. Pero ninguno de ellos, ni asesino ni familiares de víctimas, se quedarían con la casa. Uno de los hombres que respalda el proyecto, se entusiasma: “La casa de Barreda será el Tecnópolis de la violencia de género”.

 

 


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