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Germán Garavano, el candidato sorpresa para ir al Tribunal Superior porteño

Garavano es el titula del Ministerio Público porteño.

Garavano es el titula del Ministerio Público porteño.

Son horas determinantes para la postulación de la camarista Inés Waimberg de Roca como integrante del Tribunal Superior de Justicia porteño, que arrastra desde hace años una vacante sin cubrir.  El despacho del legislador Cristián Ritondo se cuentan los votos (se precisan 40) antes de someter el pliego de la candidata al plenario de la Legislatura.

Por las dudas, en Bolivar 1 ya existe un plan B en caso de que la iniciativa naufrague: el titular del Ministerio Público Fiscal, Germán Garavano. El fiscal general deberá  entregar su cargo a fin de año lo cual dispara las especulaciones en el ambiente la justicia porteña.  Un asiento tentador si se considera que, entre macristas y opositores, la gestión de Garavano tiene la imagen de haber  sido correcta y eficiente.

“Cuando llegué esto no lo quería agarrar nadie y ahora se matan por sentarse en este despacho”, comenta Garavano, divertido, a quien quiera escucharlo mientras enumera las comodidad del nuevo edificio central del MPF de la Ciudad. Su cargo no es reelegible.

Garavano, de perfil conservador en lo ideológico y pragmático en lo político, cree en el modelo del ministerio público chileno: fiscalías con pocas estructuras de personal, con procedimientos ágiles y una supervisión centralizada.

Ya son varios los que se anotaron para la sucesión: el fiscal Martín Lapadú (cuenta con el respaldo del presidente de Boca  Daniel “Tano” Angelici, hombre clave en la justicia porteña), el legislador Martín Ocampo (titular de la comisión de Justicia de la Legislatura) y el fiscal Agustín Gamboa (tiene el guiño de José Torello, el nexo de Mauricio Macri con el ámbito de los tribunales).

Garavano descree de estas aspiraciones. Según comenta a sus allegados, imagina un sucesor proveniente de los lugares más encumbrados de la justicia federal, como sería el quinto piso de los tribunales de Comodoro Py. Nunca lo dirá en voz alta pero el tiene un favorito: el fiscal federal Carlos Rívolo, que investigó al vicepresidente Amado Boudou.

Como plan B tiene otro beneficio: el fiscal general no se encuentra demasiado cerca de ninguno de los espacios que se disputan el poder en el macrismo. Esa neutralidad le podría valer para lograr las adhesiones necesarias. Es sabido: los inconvenientes para aprobar el pliego de Waimberg de Roca y recolectar las voluntades necesarias están más en el macrismo que en la oposición.

Garavano, a diferencia de la camarista, tiene buenos vínculos con diversos exponentes de este último sector lo cual haría más ágil el trámite de aprobación. Además, el TSJ, la corte porteña, le interesa como destino a pesar de que, en los papeles, se trate de un mero tribunal de alzada sin facultades administrativas ni de gestión. Cuando le menciona esto simplemente se encoge de hombros: “algún día tenía que empezar a descansar”.

 

 


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