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Los planes de Alberto F. para la Procuración General de la Nación

Ya hay nombres en danza para ocupar el cargo que quedó vacante tras la renuncia de Gils Carbó.

Fernández ya tiene varios nombres en carpeta.

En el 2016 el gobierno de Cambiemos dejó en stand-by la reforma del Código Procesal Penal, aprobada durante el gobierno anterior y que transfiere la instrucción de las causas a los fiscales, como ocurre en la mayor parte de las justicia provinciales.

Mediante la reforma el juez federal queda solo como juez de garantías, el esquema que actualmente funciona en la provincia de Buenos Aires, y se encarga de velar porque las causas se ajusten a derecho. Ordena además allanamientos y detenciones.

La parálisis del avance de esta reforma fue operada por Germán Garavano ni bien llegó al Ministerio de Justicia. Fue su primer gesto para ganarse la voluntad de los jueces de Comodoro Py, escenario donde, cuando llegó a la calle Sarmiento, no tenía mayores contactos ni aliados.
El ministro estaba marginado mientras los operadores Daniel Angelici y Fabián Rodríguez Simón se movían en nombre del Gobierno. El freno a la reforma fue su primer jugada para sumar puntos. Luego llegarían otras.
Por ejemplo, lograr la renuncia de Alejandra Gils Carbó, la jefe de todos los fiscales. El cargo quedó vacante cuando Mauricio Macri se quedó sin plafon para imponer su candidato: la jueza del tribunal porteño Inés Weinberg de Roca.
Y ahora que el panorama cambió se empiezan a barajar otros nombres. La realidad es que Daniel Rafecas solo aceptaría ser el procurador de un casi seguro gobierno de Alberto Fernández si esa reforma renace y se impulsa.
Fue la condición que le puso al candidato en el último encuentro que tuvieron, según pudo conocer CyR. Rafecas y Fernández tienen relación desde la cátedra de Esteban Righi en la UBA y cuando el candidato era jefe de gabinete en el gobierno de Cristina de Kirchner, Rafecas sonó mucho para ser ministro de Justicia.
Si el juez federal decidiera quedarse en los tribunales de Retiro, Fernández tiene dos planes alternativos. Uno sería Gustavo Béliz, que fue el primer ministro de Justicia de la era K y que tuvo que dejar el cargo enemistado con el jefe del espionaje Antonio Stiusso.
La otra opción es Oscar Lamberto, histórico amigo de Alberto y que hoy por hoy preside la AGN. Aunque también se habla de otros candidatos. Inclusive se menciona a un fiscal adjunto que hoy revista en la Procuración con un bajo perfil.