| Operativo

Cebollas que se germinan y peritajes poco científicos: rarezas en la causa por Santiago Maldonado

El juez Lleral encabezó un nuevo procedimiento y no hizo lugar a pedidos de la familia. El secuestro de cosas insólitas en un operativo anterior.

Lleral en su llegada al juzgado.

Lleral en su llegada al juzgado.

La investigación por la muerte de Santiago Maldonado no finalizó con la realización de la autopsia y el tranquilizador anuncio para el Gobierno del juez Gustavo Lleral, horas antes de las elecciones del 22 de octubre, cuando informó que el cuerpo aparecido en el río Chubut no presentaba lesiones, con lo cual parecía diluirse la responsabilidad de la Gendarmería en la muerte del joven desaparecido el 1° de agosto en medio de una feroz represión de la fuerza de seguridad a un pequeño grupo de mapuches.

Cómo si el ingreso de Santiago en el agua helada hubiera sido voluntario y no hubiera sido perseguido por los efectivos de la Gendarmería, que habían despejado un corte de ruta, llevado adelante por los mapuches. El juez  sigue a cargo del caso, que salió de la tapa de los diarios.

El martes último, el juez, acompañado por 55 efectivos de la Policía Federal, realizó un procedimiento en la Pu Lof del departamento Cushamen, en la provincia de Chubut, con la intención de realizar estudios complementarios en el terreno, que no se efectuaron el día que se encontró el cuerpo de Maldonado, el 17 de octubre último, en otro operativo casualmente encabezado por el mismo juez, a pedido de la Prefectura.

El despliegue de policías, que llegaron hasta el lugar en un ómnibus y tres camionetas, fue absolutamente innecesario, ya que en el terreno que los mapuches le reclaman a la empresa Benetton, sólo había tres mujeres de la comunidad.

El procedimiento se realizó en la zona donde fue encontrado el cuerpo y participó parte del Equipo de Antropología Forense, encabezado por Carlos Somigliana, y peritos de criminalística de la Policía Federal, convocados por el magistrado.

En el terreno estuvo Germán Maldonado, hermano de Santiago, un perito de parte y la abogada de la familia, Verónica Heredia. Los resultados del trabajo no fueron satisfactorios para la familia de Santiago, ya que se tomaron medidas de la profundidad del río en el lugar donde se encontró el cuerpo, diez metros aguas arriba y diez metros aguas abajo. También se tomaron muestras del agua para ser analizadas en el laboratorio.

La familia de Santiago sigue desconfiando por la forma en que se encontró el cuerpo, después de que se hubiera denunciado su desaparición el 1° de agosto, tras la represión de la Gendarmería. Una de las ideas del nuevo peritaje era determinar si el cuerpo estuvo siempre en el río, en la misma zona donde fue encontrado. La autopsia determinó que Maldonado se ahogó, sumado a un cuadro de hipotermia. Santiago era perseguido, cuando quiso cruzar el río, por un grupo de gendarmes.

“Se hizo el peritaje de forma muy rudimentaria”, se lamentó Andrea Antico, la pareja de Sergio Maldonado, el hermano mayor de Santiago. “Nosotros propusimos a gente especializada con ese tema, con equipos adecuados. Tipo ecosonda para hacer un buen peritaje, pero el juez no lo aceptó”, agregó.

En el río, no muy lejos de donde se encontró el cuerpo, se ubicó un pozo, que tendría unos siete metros de largo por tres y medio de ancho. La profundidad podía llegar a unos dos metros. Pero claro que las condiciones del río en el mes de diciembre son muy diferentes a las de 1° de agosto cuando apareció el cadáver. En aquella fecha, en pleno invierno, todavía no se habían producido los deshielos característicos del verano, lo que hace aumentar el caudal y la profundidad del río.

“Si con la aparición de ese pozo quieren hacer creer que el cuerpo estuvo siempre ahí es muy poco serio. Es imposible de probar. Todo el peritaje careció de seriedad científica, fue realizado en forma muy poco profesional”, dijo un allegado a la familia de Santiago Maldonado, que estuvo en el lugar.

Durante el peritaje no fue encontrada en el río, la mochila o el morral, que Santiago llevaba cuando escapaba de los gendarmes. “Cómo arbitrariamente se revisó diez metros arriba y diez metros abajo, el morral podía estar en el metro once”, agregó la misma fuente, disconforme con el trabajo en el terreno. Dos testigos dijeron haber visto que Santiago había pasado por la guardia de la Lof para llevarse el morral.

La abogada Heredia le pidió al juez Lleral realizar un peritaje en una fogata que la Gendarmería hizo el 1° de agosto, ante la sospecha de que el morral podría haber sido quemado en el terreno. Aunque pasaron tres meses, los peritos de criminalística podrían haber levantado rastros, pero el juez no quiso aceptar el pedido de la querella para confirmar o descartar esa posibilidad.

Más allá de las medidas que el juez ha tomado, la causa a cargo de Lleral tiene algunos ribetes insólitos. El miércoles se hizo el reconocimiento de cosas que se habían secuestrado durante un procedimiento realizado el 18 de septiembre. Andrea explicó que entre los elementos había “cebollas, papas, paquetes de galletitas, ropas”. Y remató: “las cebollas se estaban germinando”.