Acá nadie me escucha si grito, Santiago. Viejas fábricas se hacen eco de las 1939 horas que tu cuerpo no tuvo identidad. Ese arrebato se hizo carne el mismo día que entregaban los huesos de Luciano Arruga. Y hoy espíritu, a siete años de otro golpe a la militancia, cuando nos quitaron a Mariano Ferreyra.

«El mañana no se sabe si va a salir el sol, va a estar nublado o con chaparrón, tornados, vientos huracanados; hasta se puede morir, calcinado por amor…», tatuaste en el aire con tu poesía.

Te despedimos de modos distintos. A muchos les nace ir a la Plaza, pero a mí me sale estar acá…reflexionando nada.

Estos 81 días sin saber dónde estabas, Lechu, te lloraron mucho, te cantamos, te marchamos, te esperamos, te buscamos. ¿Sabés qué? Te encontramos. Desde la calle el pueblo lo hizo como todavía no logró con tantos desaparecidos.

Brujo abriste un sendero, ese que se dirigía a la libertad originaria y la justicia terrenal de los excluidos más excluidos desde hace 500 años. No debemos olvidar tu lucha, tenemos que levantar tu bandera ancestral desde cada espacio, trabajo y militancia. Macri, Bullrich, Noceti, Gendarmería. Ese es el orden jerárquico que te asesinó. El Estado fue tu verdugo, compañero.

Ardilla, por último. Este domingo tu voto va a faltar en la Escuela 3 de 25 de Mayo. Dejaste dibujos incompletos, recetas vegetarianas que cocinar, petacas de licor que cambiabas por algún paquete de arroz…

Te saludamos con respeto y admiración. A vos futbolero pata dura, pedaleador incansable de bicis, rapero improvisado, aventurero, artesano, trabajador, mochilero, anarquista antisistema, sacador de sonrisas…

«Que cada uno abra su celda, libere su arte, sus sentimientos», trato hecho…lo vamos a hacer.

Por tu memoria, por tu verdad, por tu justicia. A donde vayan los iremos a buscar.

*Tomado del Facebook del autor