Por Rafael Saralegui

La aparición del cuerpo que sería de Santiago Maldonado poco después del mediodía del martes 17 de octubre flotando en el río Chubut que cruza al predio de la Pu Lof en Resistencia de la comunidad mapuche en el departamento Cushamen, en el Norte de la provincia de Chubut, generó sólo una certeza y decenas de interrogantes. El dato ineludible, que será confirmado cuando sea identificado en forma fehaciente, es que ya no se trata de un desaparecido. Las dudas se originan, justamente, con la aparición del cadáver. ¿Por qué ahora? ¿Por qué en ese lugar?

«No sabemos cómo llegó ahí el cuerpo», dijo la abogada Verónica Heredia, que representa a la familia Maldonado, en la noche del miércoles, horas antes de que el cuerpo fuera trasladado a Buenos Aires. “Yo estuve caminando por ahí y no vi absolutamente nada, es imposible que el cuerpo haya estado ahí», insistió.

Soraya Maicoño, vocera de la comunidad mapuche, precisó a CyR que el cuerpo fue encontrado unos 80 metros río arriba del lugar donde los testigos dijeron que Maldonado había sido llevado por efectivos de la Gendarmería, cuando la fuerza de seguridad irrumpió en el predio el 1° de agosto, a la caza de algún mapuche, según la definición de Matías Santana. Es decir, unos 80 metros hacia el lado de El Bolsón.

Se trata de una zona donde habitualmente hay gente. Ya que en la comunidad viven varias familias. Además, no se encuentra muy lejos de la tranquera y del puesto de guardia de la Pu Lof. Es un lugar donde van habitualmente a buscar agua al río para tomar mate o queda de paso. Por eso parece improbable que el cuerpo hubiera estado allí durante 78 días y nadie lo hubiera visto, agrega una fuente cercana a la familia Maldonado.

Además, el lugar del hallazgo había sido revisado tres veces por orden del anterio juez de la causa, Guido Otranto, antes de haber sido separado del expediente por decisión de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia. El último procedimiento lo ordenó el 18 de septiembre con la participación de más de 300 efectivos, con perros, drones, y helicópteros. En ese operativo no hubo territorio sagrado ni zona vedada. Los mapuches que estaban en el lugar fueron inmovilizados, con la manos atadas con precintos de plástico, durante ocho horas. Y el operativo no dio ningún resultado: Otranto, que ordenó otros dos rastrillajes, se fue con las manos vacías.

El nuevo juez de la causa, Gustavo Lleral, ordenó un nuevo procedimiento, el viernes 13, tras un pedido del oficial de Prefectura, Leandro Ruata, quien también había intervenido en los otros rastrillajes. El prefecto le dijo al juez que el cuerpo podría haber quedado atrapado en las ramas o raíces de los sauces y que por eso era necesario realizar una nueva búsqueda.

Ese mismo viernes, Lleral avisó a las partes del nuevo procedimiento, que sería realizado sin el despliegue de efectivos de fuerzas de seguridad y que se mantuvo en secreto, digamos, hasta el mismo martes 17. Fueron los prefectos y los bomberos con los perros entrenados para buscar rastros humanos en agua, una medida que ya había sido sugerida por la Procuvin. También estuvieron los representantes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Julio Saquero y Mabel Sánchez, además de la familia Maldonado.

Maicoño explicó que el 1° de agosto, cuando desapareció Maldonado, el río estaba mucho más bajo que en estos días. Llegaba hasta la cintura en la orilla, tenía un metro y medio un poco más al medio y había lugares en los que no se hacía pie. Cuando eran perseguidos por los gendarmes varios mapuches pudieron cruzar, entre ellos el mencionado Santana. Maldonado se metió en el río pero no llegó a cruzar. Santana dijo haber visto como tres gendarmes golpeaban a Maldonado y lo subían a una camioneta. “Cambió la profundidad porque en ese momento estaba más bajo el río. Y estas dos últimas semanas sucedió que hubo mucha lluvia y también deshielo por lo tanto el río creció”, explicó Maicoño.

La vocera de la comunidad no tiene dudas de que el cuerpo fue plantado en medio del predio. “Nosotros creemos que entre el viernes y el lunes se ocupan de dejar el cuerpo allí. Vaya a saber por donde. Desde la tranquera, desde la entrada de la Pu Lof no fue porque sería muy obvio. Pero si creemos firmemente que lo fueron a dejar. No sabemos cómo ni nos imaginamos. Sobretodo porque la semana pasada estuvieron trabajando allí Verónica Heredia y Alejandro Incháurrregui y nosotros también”, añadió.

La abogada Heredia y su equipo estuvieron trabajando durante la mañana y la tarde del miércoles en el terreno para buscar lugares por donde se pudiera haber entrado en la PU Lof para ubicar el cuerpo en medio del río sin que nadie se diera cuenta. Durante el fin de semana había pocos mapuches en el lugar y no es descabellado pensar que se pudiera haber ingresado sin que los mapuches lo advirtieran.

Las fuentes de la defensa consultadas dijeron que el estado del cuerpo encontrado el martes es concordante con un cadáver que permaneció más de dos meses sumergido en el agua helada. Por eso una probabilidad es que haya estado en otro lado y luego lo hayan movido en forma adrede. O que efectivamente haya estado atrapado bajo el agua y luego haya subido a la superficie. Es una posibilidad que tampoco descartan los abogados de organismos de derechos humanos que intervienen en el expediente. Ya que esa variante tampoco exime de su responsabilidad a los efectivos de la Gendarmería que entraron en el predio sin orden judicial.

Más precisiones se tendrán a partir de las 9.30 del viernes, cuando comience la autopsia del cuerpo que se presume es de Santiago Maldonado. El peritaje no debería demorar más de tres horas, dijo uno de los peritos. Mañana mismo podría saberse si había sido golpeado, si se ahogó, si tenía fracturas, heridas de arma blanca o disparos. La fecha y las causas de la muerte podrán conocerse durante este viernes crucial.