| Comunicado

La Corte se despega de la causa Nisman: el llamativo giro de Lorenzetti

El máximo tribunal tomó distancia del peritaje del Cuerpo Médico Forense, que sostuvo que no fue un homicido. Lorenzetti sostenía antes que se trataba de un suicidio.

Nisman denunció a Cristina y a Timerman.

Nisman denunció a Cristina y a Timerman.

La Corte Suprema de Justicia hizo una gambeta y se despegó de la pericia del Cuerpo Médico Forense (CMF), quien sostuvo que no había indicios de asesinato en la muerte del fiscal Alberto Nisman, lo contrario a lo que indica el informe de la Gendarmería Nacional concluido en los últimos días.

«En respuesta a consultas realizadas y conforme con la política de información que sigue esta Corte Suprema, se aclara que el Tribunal no ha realizado actividad pericial alguna con relación a los hechos que rodean la muerte del fiscal Alberto Nisman. La autopsia fue practicada por el Cuerpo Médico Forense, que tiene completa autonomía en su actividad profesional y actuó conforme a la directiva de la fiscal y la jueza que estaban a cargo de la causa judicial en ese momento.

«La única intervención realizada por la Corte hasta la fecha para el esclarecimiento de la muerte del fiscal Nisman consistió en definir que era de competencia federal, sede en que actualmente tramita y donde se están practicando pruebas periciales», dice el comunicado de la Corte. El texto dice que el Cuerpo Médico Forense tiene autonomía, aunque depende jurisdiccionalmente de la Corte.

Es un discurso que nada tiene que ver con el de hace dos años. En ese entonces Ricardo Lorenzetti se adueñó prácticamente del escenario de la autopsia y sostuvo una cercanía total con el CMF. Era una época en la que además Lorenzetti quería avanzar sobre esa institución en la que tenía peso Enrique Petracchi, quien había muerto cuatro meses antes del fiscal del caso AMIA.

Lorenzetti manejó el resultado de la autopsia como un elemento de poder a tres flancos: primero omitir detalles que lo hicieron quedar bien con la familia de Nisman (al juez le urgía que Sandra Arroyo de Salgado no lo tuviera en la mira), segundo como un mecanismo de presión sobre el kirchnerismo y tercero, tal vez el más decisivo, como un arma contra Alejandra Gils Carbó.

Lorenzetti compró la tesis del suicidio y desde ahí le aportó el selló de que el fiscal había sido inducido por diferentes tipos de presiones que combinaban espionaje con política. En esa segunda arista ingresaba la procuradora.
Gils Carbó leyó esa maniobra y comenzó a decir en privado que Lorenzetti estaba operando en sociedad con la SIDE ligada a por el poderoso Antonio «Jaime» Stiusso para aprovechar el caso Nisman y de ese modo terminar por desplazarla de la Procuraduría.
Lorenzetti nunca creyó en la idea del crimen. Conocía muy bien a Nisman, sabía de las conductas del fiscal y de su psicología y el suicidio le sonaba más razonable que la tesis del homicidio.
Algo más: Lorenzetti fue de los primeros en saber la cantidad  de drogas y medicamentos que consumía Nisman de modo constante y que aparecieron en el allanamiento a su casa. Esos elementos fueron entregados a la madre del fallecido, quien también se llevó algunas cosas de la heladera para que no se echaran a perder.