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La Argentina como SOCMA (I)

Por Jorge Asis

En la Argentina SOCMA, de las Sociedades Macri, se consolida el Tercer Gobierno Radical (sin los irritantes radicales en el primer plano).
Se escribe Argentina SOCMA por concepción técnico-política. Y no sólo como consecuencia de la triste coyuntura.
La inoportuna desfachatez del Correo instala al TGR en el territorio del papelón. Falla inconcebible entre quienes se jactan del manejo de la comunicación. O lo peor: del marketing.

Tiros de decreto

Para complacer a Mauricio, hoy se expande el recelo hacia Emilio Monzó, El Diseñador. Lo descalifican con fervor. Lo acusan de haberse inspirado en los peores fines. Y todo por aventurarse en la crítica que nunca -en efecto- es constructiva.
Si Monzó sobrevive en el TGR es porque no está “a tiro de decreto”.
Acertó al conformarse con ser diputado, a la hora del reparto, cuando ganar era una utopía. Y en erigirse como Presidente del amontonamiento de la Cámara.
Quien sí estaba a tiro de decreto fue Alfonso de Prat Gay, El Amalito, el ministro que “no se dejaba coordinar”. Como mero gerente departamental.
O Carlos Melconian, el Economista Tablonero.
Para liquidarlos bastó con el escueto llamado telefónico. Al primero, de Marcos Peña, El Pibe de Oro. Al segundo, del ascendente Mario Quintana, Luz de mis Ojos.
Para preparar la ceremonia refinada de la ejecución, completada con las palmaditas fraternales de Mauricio.

Ambas renuncias fueron impulsadas, acaso, y según nuestras fuentes, por Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, alcalde del maxi-quiosco inagotable, que sostiene expensas de la provincia y la nación.
Paradójicamente Rodríguez Larreta es el político más subestimado. Participa del tercer anillo del poder empresarial. Fue quien encumbró a la dupla exitosa que marca el rumbo del verano. La conforma Quintana y el instrumental Gustavo Lopetegui. “Ojos e inteligencia” de Mauricio. Ambos apuntalan cotidianamente al comunicador Marcos Peña, que figura como Premier.
Entre los tres (la dupla y Peña) le hacen a Mauricio, el estadista adicto al descanso, el trabajo de campo que Rodríguez Larreta solía hacerle solo en el maxi-quiosco.

En el tiempo noventista del Grupo Sophia, para beneplácito de Bernardo Neustadt, la dupla Lopetegui-Quintana lo robustecía a Rodríguez Larreta, que aún con pelo llegaba de Harvard.
Desde el maxi-quiosco del ANSES (cantera de patriotas como Massa, Boudou, Bossio) aquel Rodríguez Larreta pugnaba por la candidatura presidencial de Palito Ortega. Aquí también hacía sus primeras dulzuras la simpática María Eugenia, asistente que acumulaba entonces 15 kilos más que hoy, que se convirtió en la estilizada señora gobernadora Vidal. La Chica de Flores de Girondo, que aún mantiene el lazo afectuosamente intelectual con Rodríguez Larreta. Ambos ahora se acostumbran a la idea de ser pares (ya dejaron en el camino a Palito Ortega, con Sabor a nada).
Pero La Chica de Flores encanta con el carisma mientras El Geniol mantiene la fría inexpresividad de la cicatriz.
Juntos se encuentran en el mismo nivel que Peña. Justamente en el tercer anillo del poder de la organización gubernamental urbana, nacida como Compromiso para el Cambio. Antesala del PRO, para mutar en Cambiemos. Identidad lacaniana del Tercer Gobierno Radical, pese a los radicales anexados que deben sortear los próximos reproches en Villa Giardino. Una conjunción de radicales enojados, orgullosos, con bronca pero sin votos. Los aguardan en el Valle de Punilla, para tildarlos de “radicales conservadores”. Ampliaremos.

Gerentes departamentales

Los que participaban en las reuniones iniciales del Grupo Sophia (Rodríguez Larreta, Quintana, Lopetegui, María Eugenia) hoy gobiernan el país.
Aunque ninguno de los cuatro lo acepte, saben que se encuentra en juego la sucesión del CEO principal. Mauricio va “por cuatro años y no por ocho”, cliquear.
Para dejarnos en posición adelantada, ahora Mauricio se lanza a hablar de su reelección.
Por su admirable pasión por el descanso, el estadista no tiene la marcada tendencia hacia el sacrificio. Aprovecha cualquier onomástico, o alguna “photo opportunity” de viernes, para relajarse en el ocio reflexivo.

En cambio, desde su formación de Harvard, Rodríguez Larreta se prepara para ser presidente.
Pero los dos escuderos, Quintana y Lopetegui, fortalecen ahora al competidor. Creen, tal vez equivocadamente, que es Peña, más que María Eugenia, que le debe al ex jefe cierta lealtad dependiente.
Al cierre del despacho nadie constata que de Quintana, Luz de mis Ojos, se apoderó el virus adictivo de la política. Disciplina para la que se cree calificado y apto.
Como si manejar el País SOCMA fuera como regentear un fondo de inversión. O ser gerente de la cadena de farmacias baratas.
Quintana emerge del universo estricto de los CEOs, resulta indispensable para el País SOCMA.
La Argentina funciona como una empresa más, de las tantas, desprolija y destartalada. Otro regalito del visionario albañil calabrés que penetró mucho más de lo que marca su filosofía.
El gran País SOCMA con infinidad de gerentes departamentales que hoy se titulan ministros. Manejan las competencias que se les asigna, sin ambiciones y con los egos controlados. Para evitar “el tiro del decreto”.

“Autitos chocadores”

Los gerentes departamentales suelen moverse a veces como “autitos chocadores”. Las anécdotas son innumerables. Divierten en la sobremesa.
Como cuando Sergio Bergman, El Rabino -gerente departamental de Medio Ambiente- fue oportunamente estimulado por Mauricio para aplicar sus atributos místicos para conseguir fondos.
Derivaron en habilidades licitatorias para adquirir 400 buses eléctricos, aunque el Rabino debió conformarse con 50.
El negocio motivó la reticencia rebelde del gerente Guillermo Dietrich, El Guiyo Heleno, quien se sintió empujado, invadido en sus competencias. El Transporte.
Los que valoran a Dietrich por el amontonamiento de las cajas, lo elevan en silencio como si fuera el único Super Ministro habilitado. Maneja desde los trenes, los aeropuertos y la aviación, hasta la tarjeta SUBE. Sobre todo también los enternecedores subsidios. Por lo tanto lo comparan con “Julio y Florencio” (por De Vido y Randazzo), los dos sumados.
Por supuesto, el apuntado Dietrich no quiere saber nada con los micros enchufados de Bergman. Protesta, incluso airadamente, hasta delante de Mauricio, quien por lo bajo, y con cierta perversidad, le dice al Rabino: “Vos dale para adelante y no le hagas caso”.
El espectáculo de los insólitos autitos chocadores se registra también en el área presidencial. Como cuando nadie quiere responsabilizarse por el papelón del alquiler barato del avión que lo llevó a Mauricio hacia Cartagena, para avalar la paz en Colombia. Fue con un catering sorprendente de sandwiches de milanesa. Sin embargo el vuelo baratito costó al final como un millón de dólares, que ahora se resisten a pagar. El chico Fernando De Andreis, Secretario General de la Presidencia, le traslada la responsabilidad al gerente departamental Dietrich. Y este lo culpa, por la baratija, a De Andreis, o según nuestras fuentes al propio Peña, que habría autorizado el pago de la travesía.

Segundo anillo

En próximas entregas desfilarán otros divertimentos de los autitos chocadores. Los más extravagantes aluden al tal Pancho. Es el antihéroe que descubrió la tardía vocación de seductor.
En este despacho corresponde señalar a los tres poderosos que componen el segundo anillo del poder.
En principio, el accionista principal de la estructura. Es Nicolás Caputo, Nicky, que hoy está esquivo y distante. Ya ni siquiera se puede hablar del fundacional macricaputismo.
En segundo lugar, está el ideólogo que arrastra las marcas. Es el pensador Jaime Durán Barba, El Equeco. Al que se castiga cuando no se atreven a criticarlo a Mauricio.
Cierra el segundo anillo Carlos Grosso, Il Consiglieri, aunque siempre sin aparecer. Como si se tratara del fantasma al que le atribuyen la invención de Puerto Madero, que pasa a denominarse Puerto Grosso, o la invención de La Recova de Posadas. Il Consiglieri se esfuerza por mantener el encanto del enigma. Se limita a exhibir su entusiasmo por la sofisticación ejemplar de vivir en el siglo XXII, como un adelantado de Dubai.
Entre Mauricio (protagonista exclusivo del primer anillo) y Nicky persiste, según nuestras fuentes, la pactada toma de distancias.
En adelante Nicky prefiere evitar que se lo identifique como el nuevo Lázaro. Precisamente la perspectiva lazarista lo estimula a pasar extensas temporadas en Miami, aunque se comuniquen a diario por Skype.
Son “amigos de la vida” que aprovechan los espaciosos períodos de descanso en Cumelén, Villa La Angostura.
La idea del macricaputismo retrocede. Aunque a Mauricio le cueste enfrentar el año electoral sin los servicios especiales de Caputo, y del colaborador habitual Edgardo Cenzón, quien también opta, últimamente, por los viajes demorados.

Fuente: JorgeAsisdigital.com


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