| Giro en el caso

Para la Justicia, la mujer del abogado Carrazone fue asesinada

El único detenido, que trabajaba para el abogado, fue procesado por encubrimiento de homicidio. El caso pasa a la justicia penal ordinaria de Lomas de Zamora.

Carrazone y su esposa.

Carrazone y su esposa.

Para la Justicia federal de Lomas de Zamora, Stella Maris Sequeira, esposa del abogado Rubén Carrazzone y desaparecida desde el 29 de diciembre, fue víctima de un homicidio y no de un secuestro extorsivo como se había denunciado originalmente. Por eso el juez federal Alberto Patricio Santamarina decidió remitir los cinco cuerpos de la causa al fuero penal ordinario de Lomas de Zamora.

Los secuestros extorsivos son competencia de la justicia federal y así comenzó a investigarse el caso, cuando Carrazzone denunció que había recibido una llamada extorsiva en la que le pedían un rescate para liberar a su mujer. Luego se detuvo a un hombre, Miguel Angel Franco, acusado de haber sido quien realizó la supuesta llamada extorsiva.

“Franco tenía en su poder la carcasa del teléfono desde la cual se realizó la llamada. Más allá de que se cambien los chips, los aparatos tienen una numeración que permite identificarlos. Y se pudo probar que él hizo la llamada”, dijo una fuente con acceso al expediente.

Franco fue indagado por el juez en varias oportunidades. Primero se negó a declarar, pero luego accedió y dijo que había hecho la llamada a pedido de Carrazzone, dijo la misma fuente. “Está probado que Franco trabajaba para Carrazzone. Le llevaba clientes para el estudio”, agregó. La semana pasada fue llevado nuevamente ante el juez para indagarlo por encubrimiento de homicidio, pero se negó a declarar.

Hace unos días, familiares de Franco, que se encuentra detenido en la cárcel de Ezeiza, habían dicho que el hombre se había envuelto en esta trama por culpa del abogado y que estaba dispuesto a hablar. Pero luego se llamó a silencio.

La semana pasada, la fiscalía le pidió al juez que el hecho se investigara como una privación ilegal de la libertad, después de descartarse que Sequeira había sido secuestrada. No hubo nuevo llamados, tras el arresto de Franco, por lo que la hipótesis original carece de sustento,pero la mujer no aparece.

Para el juez, Sequeira no se fue por su propia voluntad, y tampoco está privada de su libertad,

por lo que considera que el caso debe investigarse como homicidio, delito que se debe tramitar en la justicia penal ordinaria.

En una resolución que firmó el 31, el juez decidió procesar con prisión preventiva a Franco por el delito de encubrimiento agravado de homicidio y además trabó un embargo sobre sus bienes por un monto de 50 mil pesos. En la misma resolución se declaró incompetente y ordenó enviar las actuaciones al Juzgado de Garantías de turno en el departamento judicial de Lomas de Zamora.

“Carrazzone denunció un delito, el secuestro, que está probado que no existió. Y el hombre que hizo la llamada dijo que lo hizo a pedido del abogado. Por eso el juez se inclina a pensar que se trata de un homicidio”, dijo la fuente consultada.

De esta forma, la Justicia lleva la sospechas para el lado de Carrazzone, quien pasa a convertirse de denunciante en sospechoso del crimen de su esposa. Sin embargo, no fue imputado formalmente del crimen, por lo cual no tiene acceso al expediente ni a las actuaciones que hay en trámite.

“Es muy extraña la resolución, porque el homicidio no está probado todavía. ¿Cómo pueden procesar a una persona por encubrimiento de un crimen que todavía no se probó. Todo lo que pasa en esta causa es raro”, dijo una fuente cercana al abogado Carrazzone, quien la semana pasada fue notificado de la prohibición de salir del país, otro indicio de las sospechas en su contra.

Stella Maris tiene una hija con la que no se habla desde hace años, sin embargo se presentó en la causa como querellante, con el patrocinio de la abogado Raquel Hermida. Desde la familia de Carrazzone le apuntan todas las sospechas al abogado y aseguran que la pareja tenía una mala relación, hablan de celos, de problemas de dinero. Sin embargo, los amigos del abogado juran que se llevaban muy bien y que no hay ningún motivo para pensar en un homicidio.