| Violencia doméstica

El hombre que amenazó de muerte a su ex pareja, se llevó a la hija por la fuerza

El hombre tiene una restricción perimetral, después de haber dicho que iba a matar a su ex pareja. La amenazó con un destornillador y se llevó a la criatura.

sabrina

Desde hace varios meses Sabrina Pérez D´Alvia vive de sobresalto en sobresalto, de susto en susto. Noches enteras sin dormir. La separación con su ex pareja, Damián Barido, derivó en varias denuncias por amenazas de muerte. Y el temor permanente de que el hombre vuelva a aparecer en su casa, para golpearle la puerta o las ventanas, es imposible de disipar.

El último incidente ocurrió el jueves 18, cuando ella volvía de trabajar e iba a buscar a su hija Delfina a la casa de su padre, donde la nena se había quedado durante el día al cuidado de su abuelo y su pareja.

Eran las siete de la tarde y el padre le dijo que mejor la acompañaba hasta su casa, no muy lejos de allí, en el barrio de Pompeya. Iban todos caminando por la vereda, con la nena en su cochecito, cuando en un momento ven a un auto que se acerca a ellas gran velocidad por la calle, pero de contramano.

El auto frena en medio de la calzada. “Y de ahí baja Damián, con algo en la mano. Primero pensé que una navaja, o un cuchillo. Después me di cuenta de que era una destornillador. Avanzó hacia donde estaba yo, con el destornillador en la mano, mientras me gritaba que era una puta. Mi papá se puso en el medio y también lo amenazó a él, le dijo que no se metiera que también la iba a ligar”, cuenta Sabrina.

Fue un momento de gritos, discusiones, amenazas, empujones.  Finalmente, Damián parece entrar en razones y vuelve a su coche. Pero a los pocos metros, vuelve a frenar y se baja. Encara directo hacia el cochecito donde estaba la nena, y se la lleva por la fuerza. Mientras Sabrina y su papá trataban de frenarlo. Damián se sube con la nena en arriba y arranca con la puerta abierta. En el arranque golpea al hombre en un brazo y se va a toda velocidad de contramano.

Sabrina tiene un botón antipánico provisto por la Policía Metropolitana, después de una de las denuncias que hizo contra su ex pareja. Pero no lo pudo encontrar en la cartera y por eso llamó a la Policía, que llegó a los pocos minutos. Con su padre terminaron en las dependencias de lo que antes era la Metropolitana, para hacer una nueva denuncia contra Barido por las amenazas, las lesiones y por haberse llevado a Delfina.

Pero la mujer no se quedó tranquila y casi a la medianoche, acompañada por dos amiga y una prima, fue hasta la casa de su ex pareja para pedirle que le devolviera a la nena, ya que debido a las amenazas reiteradas ellos no tiene acordado un régimen de visitas. Cuando llegaron, Magalí, la prima de Sabrina golpeó la puerta, mientras las otras tres chicas esperaban en la vereda y en el coche.

Se pusieron a hablar en el pasillo del PH donde vive el padre de Delfina, que no quería entrar en razones y entregarle la nena a la mamá. En eso estaban, cuando pasa un patrullero. Sabrina lo frena y en 30 segundos le cuenta toda la situación a los policías que estaban de patrullaje: las amenazas, las denuncias, la intimidación y que se había llevado a la nena por la fuerza esa tarde. Y que habían terminado con una nueva denuncia. Al ver a la policía en la puerta de la casa, Barido se volvió a alterar y comenzó a los gritos, que no le iba a entregar a la criatura.

Al rato llegan a la casa, el padre y el hermano de Sabrina. La situación se vuelve a poner tensa. Hasta que uno de los agentes ingresa en la casa y tranquiliza al hombre que finalmente accede a entregar a la nena a su mamá. “Tomá puta llevatelá”, le dice mientras le da a la nena dormida, con los agentes como testigos.

“Yo estoy convencida de que él me quiso lastimar. Pero no voy a dejar que me dañe físicamente a mí ni a mi familia. Porque otros daños ya me hizo. Pero voy a seguir luchando, no puede ser que esto siga de esta forma. La Justicia lo tiene que notificar e intervenir de alguna manera. No puede ser que me siga atacando y amenazando. Es un locura, yo tengo que volver a trabajar, a tener una vida normal. Esto así no puede seguir”, se lamenta Sabrina.