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Limpiar la tele

Por Giselle Kruger

Hay que limpiar la pantalla escuché decir varias veces. Sí. Limpiar la pantalla. Basta de darle cámara a los pobres, a los negros y a los feos. Porque no saben hablar, pero fundamentalmente porque no miden.

Corténla con esa saga de historias oscuras y conurbanescas. Chau a los “sin dientes”, padres de guachos con mocos colgando y pared revocada de fondo. Contrastan. Ensucian la tele y el buen gusto. Mejor que queden silenciados y si es posible, escondidos.

Si es un crimen de un pibe oscurito, la gente no lo va a reclamar. Lo lloran hoy, cuando mucho hasta mañana quizás, y a la madre todavía le quedan 6 críos más. El hecho no mueve la aguja. A nadie le importa. Ni a la policía, ni a los medios, ni a la audiencia. No los mostremos.

Las negritas tampoco se salvan. El caso Ángeles medía, ¿te acordás? Mucho medía. Fue el caso que más rating dio. En cambio, el de Melina no. Por eso tampoco hay juzgados por esa muerte, ni si quiera hay detenidos. ¿Porque La familia dejó de pedir justicia? No. Dejó de tener pantalla que es más o menos lo mismo. Porque acá, si no “salís en tele”, digamos, sos bastante invisible.

Cuando entenderá la televisión toda que un buen periodista no es quien trae casos que miden, sino quien sabe contar buenas historias, indistintamente del color que sean.


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