| Se bajó el radical

La renuncia de Sanz provoca el primer conflicto en el nuevo Gobierno

El radical tiene pensado en convertirse en lobbista de grupos empresarios. No quiere ocupar ningún cargo en el nuevo Gabinete. Sus vínculos en la Justicia federal y en la Corte.

Sanza era el único con un cargo seguro.

Sanza era el único con un cargo seguro.

Alguna vez Ernesto Sanz, en una charla entre amigos, dijo que su modelo a seguir era el del ex jefe de gobierno español Felipe González. Cuando le pidieron que profundizara eludió cualquier explicación política y le apuntó a los negocios.

Es sabido que González tras dejar el poder ha sido el principal representante de los intereses de las corporaciones españolas en América Latina lo cual le ha reportado jugosas comisiones. Ese es el modelo que fascina al senador mendocino: el del lobista exitoso que hace política y cobra por ello pero siempre en las sombras.

La anécdota viene al caso porque sirve para entender el primer cortocircuito dentro de gobierno electo en la noche del domingo. Mauricio Macri fue a las urnas con sólo tres funcionarios confirmados por él mismo: Marcos Peña, Esteban Bullrich y Ernesto Sanz. Este último para la cartera de Justicia. Fue el primero en apartarse.
Es cierto que en el caso de Sanz peso y mucho su esposa que le insistió en reiteradas ocasiones para que no aceptara integrarse al gabinete. Ahora el senador tiene un destino más vinculado a la actividad económica y al lobby para lo cual tendrá un socio premium: Luis Betnaza, número dos del Grupo Techint.
Sanz está convencido de que sus contactos en los juzgados federales, el Consejo de la Magistratura y la Corte Suprema le garantizarán varios potenciales clientes. Aunque Sanz nada de esto dijo en la carta que publicó en facebook.
Elige ser más un Coti Nosiglia o un Cristían Colombo, seguir tejiendo desde las sombras, que ocupar un cargo ministerial que en realidad nunca terminó de interesarle.
La jefatura de gabinete era la única posición que hubiera podido retenerlo pero tampoco discutió con Macri al no conseguirla: siempre supo que ese cargo sería para un Pro puro así como la conducción económica, la Cancillería o la jefatura de los servicios de inteligencia.
Su salida le deja en bandeja la posibilidad a Germán Garavano de ser ministro de Justicia. Viene de ser fiscal general en la Ciudad y ese ministerio podría ser un paso intermedio al cargo que realmente desea que es el de la procuradora general Alejandra Gils Carbó.

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