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Blaquier fue beneficiado en Casación Penal.
La Corte Suprema de Justicia terminará por resolver la validez del sobreseimiento que favoreciera al empresario Carlos Blaquier en la causa por delitos de lesa humanidad durante la llamada «Noche del Apagón» que sucediera bajo la última dictadura militar en la provincia de Jujuy, cuando varios militantes y dirigentes gremiales fueron secuestrados en el ingenio azucarero.
Al empresario y a su mano derecha en el emporio Ledesma les llegó el sobreseimiento desde la Casación Penal, en marzo último. Firmaron Juan Carlos Gemignani, Eduardo Riggi y Gustavo Hornos.
El fallo fue explosivo porque sustentó esa teoría nunca escrita pero difundida en Tribunales de que en la Casación sólo se tratan recursos extraordinarios cuando las causas tienen «apellidos» influyentes.
Cuando se trata de gente común y corriente el tribunal cumple su función original que es la de ser un revisor de sentencias de tribunales orales.
Los abogados de Blaquier temen porque la Corte revisará el fallo y los últimos trascendidos que llegan desde el tribunal indican que habrá una revocatoria contundente contra la actuación de los camaristas.
Dicen las fuentes que el juez Hornos ya se buscó un abogado para que lo defienda porque es evidente que ni bien la Corte los fulmine por su sentencia, se abrirá un proceso de jury en el Consejo de la Magistratura.
La inminente resolución de la Corte tiene en vilo, entre otros, a Ricardo Gil Lavedra desde que se conociera que el exdiputado radical intercedió a favor de Blaquier ante los camaristas Hornos y Riggi.
Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco ya estarían en la posición de revocar el sobreseimiento. Hay temas personales. Lorenzetti detesta a Gemignani y a Hornos (al primero casi no le renueva los contratos para 2015) y al segundo le reprocha algunas infidencias.
Highton en cambio tiene señalado a Riggi desde que este quedara en el centro de una causa por coimas en plena investigación del crimen de Mariano Ferreyra. Un tema que la magistrada no quiere olvidar.
