| Columnistas

Catolicismo y Nación

Por Federico Lorenz

Desde que el Papa Francisco fue elegido se especuló con que su posición malvinera anterior, que ya se conocía, podría llegar a tener visibilidad en su pontificado. Eso es algo que se barajó desde un primer momento. Yo inscribiría el gesto de fotografiarse con la pancarta de la campaña que insta al diálogo, que reproducen los medios de todo el mundo, en el marco de una serie de manifestaciones públicas que él, como Papa, viene planteando en torno a cuestiones de la coyuntura mundial que considera urgentes: ha hablado del capitalismo, ha hablado de los inmigrantes. También de la trata de personas. Ahora Malvinas se enmarca dentro de esa lógica, de gesto de política exterior.
A Francisco lo van a descalificar, o van a intentarlo, acusándolo de parcial, por su nacionalidad original. Esa va a ser la primera reacción, de manual. Pero hay que entender que el Papa es el Papa. Y, por otro lado, hay que recordar que Francisco no hace más que reproducir un reclamo de las Naciones Unidas de hace 50 años, de que Gran Bretaña cumpla con lo que la ONU establece. El gesto de levantar esa pancarta no es una reivindicación de la guerra. Y tampoco hay ni siquiera una sola mención a los afectados directos por la guerra, ni a la Argentina en particular, sino que se convoca a los dos Estados soberanos, a los que se insta al diálogo. En todo caso señala que este es el momento del diálogo. Así, desde el punto de vista británico, la descalificación a este gesto va a venir por el lado de su nacionalidad.
A la inversa, aquí en la Argentina, y en el marco de esta Papamanía que vivimos todos los días y que lee todos sus gestos y decisiones en clave de política interna, probablemente van a  intentar descalificarlo con la pretensión de favorecer o perjudicar al gobierno. Lo van a querer utilizar en un sentido u en otro. Sin embargo, en todo caso hay que recordar que el apoyo del Papa a la cuestión Malvinas es previo al kirchnerismo. Y también es anterior a la decisión del kirchnerismo de tomar Malvinas como una prioridad de su agenda, un proceso que se da a partir del año 2008. Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires, siempre estuvo muy cerca de los familiares de los soldados caídos en la guerra. De hecho, él solía oficiar una misa que se realizaba habitualmente en la Catedral metropolitana.
Creo, sin embargo, que este gesto del Papa tiene un efecto relativo, sobre todo en un medio tan descarnado como son las relaciones internacionales y la geopolítica. No va a tener un efecto  práctico inmediato. En todo caso, efectivamente es una voz más de apoyo. Y una voz importante. En cuanto al impacto interno de este gesto para la Argentina, no hay que perder de vista que en la foto de Francisco con esa pancarta confluyen dos elementos nodales que tienen mucha presencia en la cultura política argentina: el peso del catolicismo y de la Iglesia, más las Malvinas como causa nacional. No olvidemos que en el cementerio de Darwin, donde están enterrados los soldados argentinos, como todavía no puede haber una bandera argentina, se emplazó una imagen de la Virgen de Luján con un manto celeste y blanco. En esa imagen se resume todo un símbolo, es catolicismo y Nación al 100 por ciento.

Fuente: Tiempo Argentino.


Compartir: 
Etiquetas:  ,