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Jueces infames

Por Rafael Saralegui*

Entrevisté a Susana Trimarco por primera vez hace ocho años para el periódico Perfil, cuando casi ningún medio nacional se hacía eco de su lucha desesperada por dar con el paradero de su hija secuestrada.

Fue mucho antes de que el caso de la desaparición de Marita Verón inspirara la serie de televisión, Vida Robadas, que se emitió por Telefé durante la temporada 2008 y que ayudó a crear conciencia sobre la existencia de redes de trata de personas con fines de explotación sexual.

Ya entonces Susana me había contado que había recorrido todo el país, rastreando prostíbulo por prostíbulo los pasos de su hija; desde Misiones a Rió Gallegos, pasando por La Rioja, Córdoba y la provincia de Buenos Aires.

Me había dicho que se había vestido como prostituta para reunir información, que había logrado rescatar a muchas chicas que eran explotadas en burdeles, en una forma de esclavitud inconcebible. Ya sabía entonces que Marita había sido secuestrada en Tucumán y que creía que había sido vendida a una red de La Rioja, donde había sido vista con vida.

La habían raptado cuando iba a atenderse al hospital que no estaba muy lejos de su casa, donde tenía turno con la ginécologa.

Le habían dicho que Marita podría haber tenido un hijo en cautiverio y que una de las versiones señalaba que podría haber sido vendida a España, para que su rastro no se pudieran encontrar nunca. Susana era entonces una madre del dolor. Lo sigue siendo, más hoy después del incomprensible fallo de la Justicia tucumana.

Susana me había dicho que los secuestradores de Marita tenían vínculos con el entonces gobernador Julio Miranda y que contaban con protección porque participaban en las campañas electorales con el aporte de sus decenas de remises, esenciales a la hora de llevar a la gente a votar.

Ya tenía entonces en claro, Susana que las redes de trata cuentan con protección policial y política, ya que muchos de los prostíbulos en Tucumán o La Rioja, eran frecuentados por los «capos» de las dos provincias. Sólo así podía explicarse que cuando fue allanado un prostíbulo en La Rioja donde podría haber estada Marita, la policía encontró al lugar desierto.

El tráfico de armas, de drogas y de personas, son los delitos que más dinero mueven en el mundo. También en la Argentina. Trimarco dijo entonces y lo ratificó ahora que nunca dejará de buscar a su hija y de luchar para conseguir justicia. La misma que ahora le negaron los infames jueces de Tucumán, donde nació la República.

*Periodista. Director de Crimen y Razón.


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