| Fein, Palmaghini y Arroyo Salgado

Te contamos quiénes son las tres mujeres que se disputan la causa por la muerte de Nisman

La fiscal está convencida de que fue un suicidio, pero la ex mujer de Nisman tiene dudas. La jueza juega con el respaldo de Lorenzetti. Los próximos pasos.

La fiscal Fein lleva las riendas del caso.

La fiscal Fein lleva las riendas del caso.

Por Rafael Saralegui

En la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman, sepultado en el cementerio de La Tablada, se vive una pelea sorda y velada entre jugadoras de peso. A la fiscal Viviana Fein, una mujer de carrera, nombrada durante la presidencia de Carlos Menem, no se le conoce públicamente una filiación política, pero es sabido que no milita, por caso, en Justicia Legítima, el espacio fundado por su superior, Alejandra Gils Carbó. De todos modos, en la Procuración se busca respaldar su trabajo. Se le ofreció que nombrara más personal y pidiera todos los recursos que necesitara. Pero se le indicó que ese personal debe ser elegido por ella, de tal manera que luego no se dijera que se le “intervino” la fiscalía. La jueza Fabiana Palmaghini, también es una funcionaria de carrera, pero milita en la oposición al kirchnerismo, como muchos de sus colegas en el Poder Judicial. Sus tuits borrados a tiempo mostraban su odio al gobierno de Cristina Kirchner. Y la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, llegó al juzgado federal de San Isidro de la mano del kirchnerismo, aunque no se pueda decir que ahora acompañe al Gobierno a tiempo completo. Estas tres mujeres son las que tienen en sus manos esclarecer la muerte del fiscal. Palmaghini cuenta con el respaldo del presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, con quien habló un par de veces para que se sienta contenida. Lorenzetti fue quien decidió que se publicara la denuncia completa de Nisman en el sitio que depende de la Corte. Allí mismo se publicó un resumen de las actuaciones sugeridas por Palmaghini, algo no habitual, ya que el CIJ en general publica resoluciones.

Arroyo Salgado, formada en la Justicia, no tiene un tibio papel como querellante en la causa que está en manos de Fein. Durante la semana pasada, estuvo varios días en la fiscalía, pero sólo declaró como testigo una vez. Durante el resto de las jornadas que permaneció en la fiscalía leyó los testimonios, sacó fotocopias y se puso al tanto de las diligencias que se habían realizado desde que ella regresó de Europa. Algunos pocos fueron testigos de sus lágrimas, en un despacho de la fiscalía. La única vez que habló con la prensa dijo que no creía en la posibilidad de un suicidio. Esa convicción al parecer se mantiene. Realiza una suerte de monitoreo de lo que se hace en el sumario.

Fein se aferra a los pocos datos indubitables que tiene la causa, para sostener que Nisman murió a causa de un suicidio. En primer lugar, la autopsia: los tres médicos que la realizaron le dijeron que el disparo se produjo a menos de un centímetro y que el cuerpo no tenía signos de la participación de terceros en la muerte. No tenía rastros de lucha, lesiones o moretones que pudieran indicar otra cosa. En segundo lugar: la pistola. Los peritajes dicen que Nisman murió con la pistola Bersa calibre 22 que se encontró en el baño. El propio empleado de Nisman, Diego Lagomarsino, fue quien le informó a la fiscal que él le había entregado el arma. Cuando en sus primeras declaraciones la fiscal dijo que “lamentablemente” el barrido electrónico realizado a las manos había dado negativo, tenía una motivación clara. Esa prueba le permitía sostener sin muchas dudas que Nisman se había quitado la vida por mano propia. Esa es su tesis principal, que Nisman se suicidó. No descarta que pudiera tratarse de un suicidio inducido, pero como muchos de sus colegas, sabe que probar ese punto es altamente improbable. Las motivaciones: una cuestión personal, un apriete, una traición. Algo de eso quizás pueda aparecer en los peritajes que se realizan en las computadores y en los teléfonos que están siendo sometidos al trabajo de los expertos. Deberían dar algunas pistas sobre con quien habló el fiscal y qué contactos mantuvo en las horas previas a su muerte. El superior directo de Fein, es Ricardo Sáenz, fiscal general ante la Cámara del Crimen, y vicepresidente de la Asociación de Magistrados en repesentación de la Lista Bordó, la más opositora al Gobierno. Salió públicamente a pedir a la presidenta Kirchner que no de opiniones de la causa. Muy ducho en el uso de las redes sociales, no quiere hablar de más por temor a que luego pueda ser objetada su eventual actuación en el caso. Pero salió a marcar la cancha.


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