| Hombre clave de los servicios de inteligencia

Quién es Jaime Stiusso, el hombre del que nadie quiere hablar

Gustavo Beliz mostró su cara en la television y se tuvo que ir del país. Fue la principal fuente de Nisman en la causa AMIA. Su nombre aparece en el robo a un banco.

Beliz mostró la cara de Stiusso por la tele.

Beliz mostró la cara de Stiusso por la tele.

Por Rodolfo Palacios

Estaban en el living de su caserón de dos plantas. El abogado hablaba con dos colegas de sus logros, de sus defensas imposibles en un mundo de ladrones y asesinos que salían airosos gracias a sus intervenciones. Por él, siempre (o casi siempre) ganaban los malos. Era un artista en embarrar la cancha o buscar artificios que voltearan cualquier acusación. Esa noche mencionó a su gran maestro. El hombre que le enseñó a salir indemne de los laberintos de la Justicia.

–El secreto de mi éxito se lo debo a Stiusso. El me enseñó a pensar siempre en el próximo movimiento, como el ajedrez. A ser invisible cuando convenía, a estar en las sombras y aparecer cuando nadie lo espera. A no mancharse las manos, a rozar lo ilegal pero dentro de lo legal. Recuerdo que me decía: “Siempre hay que estar un paso delante de todas las jugadas”. A Jaimito es mejor tenerlo de amigo que de enemigo.

Esa charla ocurrió hace un año. El abogado había conocido a Antonio Horacio Stiusso, alias Jaime, 61 años, el ex poderoso espía de la SIDE que fue jubilado recientemente, en la causa por el atentado a la AMIA, ocurrido en 1992. Por entonces, Stiusso –que había entrado en la Secretaría de Inteligencia en 1972- acumulaba poder y contactos aceitados con la CIA y la Mossad. Llegó a ser  director general de Operaciones de la SIDE. En 2004 dejó de ser un enigma cuando Gustavo Beliz, por entonces Ministro de Justicia de la Nación, mostró su foto en televisión. “La SIDE la maneja un señor al que todo el mundo le tiene miedo porque dicen que es peligroso y te puede mandar a matar. Ese hombre participó de todos los gobiernos y se llama Jaime Stiuso”, dijo Beliz.

Ahora su nombre volvió a escena por la misteriosa muerta del fiscal Alberto Nisman. Se supone que Stiusso trabajó a la par del fiscal del caso AMIA y le aportó información que conducía a la pista iraní. En el kirchnerismo aseguran que la denuncia de Nisman contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tenía “mucha letra” de Stiusso, que de ese modo buscaba vengarse por su salida de la SIDE en diciembre.

También se dice que Stiusso llamó a Nisman para decirle que tuviera cuidado con la custodia y que le pusiera seguridad a su hija. La llamada habría sido dos días antes del domingo 18 de enero, cuando Nisman fue encontrado muerto de un tiro en la cabeza en su departamento de Puerto Madero.

Stiusso, incluso, cree que su vida corre riesgo. “Cuando se vaya de la SIDE y va a ser un cadáver caminando”, dice un abogado que lo conoció en las sombras. Una versión indica que piensa exilarse en Uruguay, adonde viajó unas cuatro veces desde diciembre de 2014.

“En los trabajos que me ha tocado hacer a mí en todos estos años, ¿a vos te parece que yo puedo tener miedo de que me maten? Vos creés que yo conozco a todo el mundo, pero yo no hablo con nadie, no conozco a nadie. Hay un montón de tipos que dicen que me conocen, que se hacen pasar por mí, otro que me ponen otras fotos en internet”, le dijo Stiusso al periodista de Noticias Rodis Recalt, en la primera entrevista que concede, en diciembre de 2014.

De Stiusso se han dicho muchas cosas. De que tiene carpetas con información sensible de funcionarios, políticos, empresarios, famosos. También de que ha estado detrás de delitos por narcotráfico y trata de personas.

Pero todos son comentarios o rumores. Pero el ex espía aparece mencionado en un expediente judicial. Es por el impune robo al banco Macro de Callao y Perón, a dos cuadras del Congreso Nacional, donde entre el 6 y el 7 de marzo de 2010 al menos ocho delincuentes vaciaron 99 cajas de seguridad y se llevaron unos veinte millones de dólares.

Dos de los detenidos por ese robo, que luego fueron liberados, fueron policías de la comisaría 5ª, situada a dos cuadras del banco: el subcomisario Marcelo Amarilla y el cabo Omar Mikic. Las cámaras de seguridad los mostrarían en dos situaciones comprometedoras: mientras esperan adentro de un auto en un estacionamiento cercano durante el robo y cuando reciben una bolsa en manos de uno de los sospechosos.

La hipótesis principal es que los policías liberaron la zona para que la banda ejecutara el robo: por la avenida Callao, donde está el banco, no pasó ningún patrullero cuando los boqueteros vaciaban las cajas. Pero hay un dato mucho más llamativo: el nextel de Mikic se hizo una llamada a un teléfono que está a nombre de Jaime Stiusso.

En medio de la investigación, apareció un misterioso hombre que dijo ser un agente de la SIDE con una carpeta llena de fotos y datos de los presuntos miembros de la banda. “Acá está todo, en una de las fotos se ve a uno de los ladrones en el casamiento de su hija. Y luego viajando al exterior. Esto no se quiere resolver porque hay gente de la SIDE metida”, dijo el hombre. Al parecer, en la Secretaría de Inteligencia había una interna feroz. ¿Stiusso tuvo algo que ver en el robo o fue una operación de uno de sus enemigos espías? Ese interrogante quedó sin respuestas.

En el botín que se llevó la banda había miles de dólares, euros, yenes, libras, títulos de propiedad, joyas (entre ellas dos anillos de platino con brillante de medio kilate valuados en 10.000 dólares), bonos, armas antiguas y óleos. Las tareas de inteligencia revelan que parte del botín fue trasladado a Uruguay, donde nacieron dos de los sospechosos.

Pero los investigadores nunca profundizaron sobre esa pista. ¿Qué hacía en manos de un sospechoso un teléfono que estaba a nombre de Stiusso? La fiscal del robo al banco Macro, que sigue impune, fue Viviana Fein, la misma que investiga la extraña muerte del fiscal Nisman.


Compartir: