| Descontrol en la pesquisa

Contaminaron la escena del crimen: hubo 30 policías en el departamento de Nisman

Cuando llegó al lugar la primera autoridad judicial, el lugar estaba plagado de prefectos y policías. Un error insólito no preservar lo que podría ser la escena de un crimen.

Nisman apareció muerto en el baño de su casa.

Nisman apareció muerto en el baño de su casa.

La fiscalía de Viviana Fein tomó contacto con el caso más difícil de su carrera, la muerte de su colega federal Alberto Nisman, en un primer momento a través de su prosecretario.

Este funcionario fue el primero en llegar, cuando le advirtieron que el fiscal estaba sin vida. Con la fiscal y el secretario lejos de la ciudad, el prosecretario llegó (luego de coordinar el arribo junto al primer juez que entendió en el caso, Manuel Arturo de Campos, del Juzgado de Instrucción número 5) y no sólo se encontró al Secretario de Seguridad, Sergio Berni, ingresando al edificio Le Parc (¿por primera vez?), sino que, ya en el departamento, descubrió que había más de treinta policías y prefectos.

Quizás por el status profesional que le da a un uniformado estar del lado interior del vallado (en este caso, el departamento mismo), la escena del “crimen” había sido insólitamente descuidada. Por eso es improbable que puedan encontrarse huellas que sirvan para encontrar a un eventual sospechoso. Toda la escena está contaminada.

Berni, quien se contradijo en sus declaraciones, aseguró que llegó al lugar unos minutos antes que el juez, pero igual el sitio estaba lleno de personal a su cargo. Tranquilamente, pueden haber desaparecido pruebas en esos momentos en los que no había autoridades judiciales en el lugar.

Ayer, jueves, la causa de la muerte del fiscal Nisman llegó por fin al juzgado de Fabiana Palmaghini. La fiscal Viviana Fein dijo recientemente que necesitaba saber “quién es quién” y le pidió a los periodistas que colaboraran con ella, al tiempo que se mostró indignada por enterarse recién ayer de que un periodista de Infobae, llamado Américo Laureano Pérez Izquierdo, había recibido un sobre con información de parte del fiscal Alberto Nisman el día sábado (“No puedo entender cómo no me lo acercaron”, se quejó la fiscal Fein).

La jueza Fabiana Palmaghini observa con cautela el juego de la fiscal, atenta al artículo número 196 bis, del Código Procesal Penal, que ordena que “en los sumarios por hechos ilícitos de competencia criminal de instrucción o correccional que no tengan autor individualizado, la dirección de la investigación quedará desde el inicio de las actuaciones delegada al Ministerio Público Fiscal, con noticia al juez competente en turno”: este artículo mantiene a raya a la jueza Palmaghini en la investigación hasta tanto la fiscal no le provea de un acusado.

Según especulaciones, la jueza se haría cargo de la investigación aceptando una hipotética imputación a Diego Lagomarsino, el colaborador del fiscal Nisman que le dio la pistola Bersa con la que supuestamente se quitó la vida y que se quedó junto a él 45 minutos el día sábado anterior a su muerte.

Así, si Palmaghini se hiciera cargo de la investigación (aun cuando la acusación sobre Lagomarsino no fuera demasiado sólida), podría controlar la marcha de la causa sin quedar presa de eventuales errores que pudiera llegar a cometer la fiscal Fein, a quien todavía le resta una pericia clave sobre el arma de Lagomarsino, para detectar si deja rastros químicos en la mano que la dispara: se sabe que la mano de Nisman no los tenía, pero todavía no se ha comprobado si el arma los deja o no.

 


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