Arroyo Salgado es jueza federal de San Isidro.

Por Rafael Saralegui

En medio del enjambre de micrófonos y cámaras enarbolados por la patria movilera, Sandra Arroyo Salgado, la ex pareja del fiscal Alberto Nisman y jueza federal de San Isidro, dio una respuesta clave: “No”, dijo cuando le preguntaron si creía en la posibilidad de un suicidio.

Fue durante la mañana del martes cuando llegó hasta la fiscalía de Viviana Fein, con quien mantuvo una charla después de haber regresado de Europa con una de sus hijas, con quien se había quedado en España, cuando Nisman regresó en forma imprevista para presentar su explosiva denuncia contra el Gobierno por presunto encubrimiento de los acusados iraníes en el atentado contra la AMIA.

A los empujones de los irrespetuosos movileros, Arroyo Salgado les había pedido a los cronistas que no hicieran conjeturas en el airer y dejaran trabajar a la Justicia. Luego se reunió con Fein durante un par de horas.

En la fiscalía se encontró con la madre de Nisman, Sara, que fue quien encontró el cuerpo del fiscal el domingo y con la hermana de éste, Sandra. Hablaron sobre la posibilidad de presentarse como querellantes en la causa, algo que aún no concretaron.

«Tuve una charla personal con la ex mujer, se le explicaron las medidas adoptadas», precisó Fein sobre el intercambio en declaraciones a TN.

Según La Nación, Nisman viajó durante los primeros días del mes a Europa con una de sus hijas. “Estaba en Amsterdam cuando tuvo una discusión telefónica con su ex mujer. El viernes 9 ya había decidido volver antes de lo previsto de España, donde pensaba pasar el fin de semana con su hija. El cambio de planes derivó en que Arroyo Salgado recogió a la chica en España y siguió viaje con ella, mientras Nisman regresaba a Buenos Aires”, dice el diario.

El oficialismo sostiene la tesis de que Nisman fue obligado por alguien desconocido hasta ahora para regresar antes de Europa y presentar la denuncia contra Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman, entre otros, y provocar una conmoción política.

Varios colegas de Nisman, con vasta experiencia en investigar crímenes y casos penales complicados, se reunieron ayer a la tarde para analizar la muerte del colega. En todos imperaba la consternación y la sorpresa. Pero la conclusión era la misma: “No fue suicidio”.

La misma convicción que tiene Arroyo Salgado, separada de Nisman desde hace más de tres años. A cargo del juzgado federal de San Isidro desde hace años, tuvo a su cargo algunas causas muy pesadas, como la de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, el gendarme carancho de la Panamericana, o la muerte por envenenamiento del prefecto Héctor Febres.

Una de las causas más complicadas que tiene entre manos ahora es una investigación por narcotráfico en la que el principal imputado es el fiscal general de San Isidro, Julio Novo, acusado de proteger o beneficiar a narcos que operan en la zona norte del conurbano bonaerense.

En síntesis, no se trata de una mujer improvisada. Realizó toda su carrera en la Justicia hasta desembarcar en el juzgado de San Isidro, donde además desbarató una red de periodistas y ex agentes de la SI que se dedicaban a espiar a funcionarios y periodistas. Entre los imputados se encuentra el columnista de La Nación Carlos Pagni y el ex titular de SIDE, el Tata Yofre, entre otros, a punto de ir a juicio oral. Entre los correos espiados estaba el de la presidenta Cristina Kirchner.