| Sorpresa y conmoción

Abogados y fiscales que no creen en el suicidio de Nisman

Letrados que compartieron tareas con el fiscal y expertos descreen del posible final. Las dificultades procesales para probar un suicidio inducido.

La muerte de Nisman es un enigma.

La muerte de Nisman es un enigma.

Por Rodolfo Palacios

“Un fiscal que denuncia al gobierno está sentado en su casa y revisa sobre su escritorio la prueba que presentará en una charla que debe dar al otro día. Un hombre que siempre mostró determinación. Pero ese día, al parecer se levanta de su escritorio, va al baño y se pega un tiro con un calibre 22, que no suele ser usado por los suicidas porque se corre el riesgo de quedar lisiado. Todo esto es muy raro”.
El que habla y analiza es el prestigioso psiquiatra forense Mariano Castex, perito de casos resonantes, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y  Profesor en UBA (Fac. de Derecho). La muerte del fiscal Alberto Nisman también sorprendió a especialistas que creían haber visto todo en sus carreras.
“Hay que ser prudente y esperar el resultado de la autopsia. ¿Si pudo haber sido un suicidio inducido? Es posible. La historia está llena de casos de suicidios forzados. La persona tiene dos opciones: quitarse la vida o enfrentar algo que puede ser peor. Hitler le dijo a Rommel que podía matarse con cianuro antes de enfrentarse al deshonor y a las represalias contra su familia por no haber ganado la guerra”, teorizó Castex ante CyR.
El perito actuó en un caso de muerte dudosa: la del brigadier ® Rodolfo Echegoyen, quien el 13 de diciembre de 1990 fue encontrado muerto de un tiro en la cabeza en el escritorio de su casa de Retiro. Según su familia investigaba casos de contrabando, drogas y lavado de dinero en la Aduana.
“Nunca pudimos llegar a la verdad. Su familia decía que fue un crimen, para la Justicia fui suicidio. El tema es que es muy difícil de probar la inducción al suicidio. Pero hasta el crimen más perfecto se planta. Hay un principio básico de la criminalística: lo mas obvio debe ser lo falso”, opinó Castex.
El abogado penalista Juan Martín Cerolini conocía a Nisman. Se habían cruzado casi a diario en el juicio por la conexión local en el atentado a la AMIA, en el que Cerolini defendió a los policías Marcelo Albarracín y Claudio Araya. Cerolini también iba a asistir a los prófugos iraníes que estaban con circulares rojas de Interpol. Tuvo renuniones en la Embajada de Irán pero la defensa no prosperó. “Se frustró por la decisión política de Irán de no presentarse. Nisman era una persona hiperactiva, en el juicio era brillante para actuar y contrastar con las defensas. Tenía convicciones y nadie podía inducirlo a nada. Me sorprende todo esto, pero también me había sorprendido la presentación que quería hacer, sobre el supuesto complot del gobierno para desvincular judicialmente a los iraníes. Cuanto menos, su denuncia fue apresurada. Pero sé que investigó la causa AMIA con un gran compromiso, era una cuestión personal para él”, opinó Cerolini a CyR.
“A Nisman lo conocía socialmente.  Y siempre lo vi muy convencido y pensaba seguir adelante y de golpe pasa esto, es muy raro. De dónde pudo haber venido también es muy extraño. No sé. No creo que se haya suicidado. Insisto, me suena raro. Todo el esfuerzo que hizo para terminar pegándose un tiro. No cierra. No recuerdo un caso así en la Argentina”, dijo el ex fiscal general de San Martín, Luis María Chichizola.
Para el abogado Miguel Buigo, “es prematuro hacer alguna precisión sobre el caso pero la tesis del suicidio instalada por el oficialismo a mi criterio resulta endeble 24 horas antes de presentar un dictamen en el Congreso después de dos años de trabajo”.
En su perfil de Facebook, el abogado Miguel Pierri, que conoció a Nisman hace más de veinte años, también se mostró con dudas sobre el presunto suicidio del fiscal: “Desde anoche lloro tu muerte , estoy lleno de bronca, no te creo nada!! que hayas decidido terminar tu vida sin concretar tus sueños, No te lo creo, porque nos contamos cosas muy íntimas. Recuerdo un almuerzo en que te confesé mis miedos en la causa del triple crimen, y vos me transmitías seguridad hablándome de tu pasión por la búsqueda de la verdad, me resisto a creer y me duele en el alma que hayas determinado libremente concluir tu brillante carrera (…). Me cuesta creerlo, y perdoname que te lo diga, que si vos habías citado a tu custodia a las 11am a la puerta de tu casa, al ver que vos no respondías no tiraran la puerta abajo, no eras cualquier fiscal y a eso lo saben todos. ¿De qué protocolo me quieren convencer? Créeme donde quiera que estés que con tu partida estoy pensando seriamente si tiene sentido ser abogado en medio de toda esta mugre. En mi escritorio tengo una foto de los dos fiscales italianos que la mafia italiana mató. Los miro, te pienso (…) y realmente no logro reponerme y sigo sin convencerme (…) que hayas tenido tan mala noche como para tomar tan mala decisión. (…) No nos vamos a callar, me gustaría ser el querellante como último acto de mi vida profesional”.