| Violencia de género

Absuelven a una mujer que mató a su marido después de años de maltrato

El fiscal había pedido una pena de quince años de prisión. Pero dos de los tres jueces consideraron que la mujer era víctima de las amenazas y ataques de su pareja.

Una mujer que en 2012 mató a su marido en su casa del partido bonaerense de Avellaneda, luego de que éste amenazara con asesinarla y la sometiera a maltrato durante siete años, fue absuelta ayer por el Tribunal Oral en lo Criminal 6 de Lomas de Zamora, informaron fuentes judiciales.

El fallo benefició a Nora Amaya (33), quien fue juzgada por el «homicidio calificado» de Claudio Velázquez (37), y por el voto mayoritario de los jueces Gabriel Vandemberg y Marí­­a Laura Altamiranda recibió la absolución, en tanto que el magistrado Claudio Fernández votó en disidencia.

«Estoy conforme, es un paso muy grande y ojalá los jueces hayan interpretado que se trató de un caso de legítima defensa porque esa figura está pensada siempre desde un punto de vista masculino», dijo a Télam Patricia Sanmamed, defensora de Nora.

La abogada consideró que de ser así, ya que los fundamentos se conocerán la semana próxima, «sería un gran paso porque se estaría colando el tema de la violencia de género en el Poder Judicial, que hasta ahora no lo receptó mucho».

Amaya, que cumplía prisión domiciliaria por el crimen, fue excarcelada por orden del TOC 6 y recibió llorando el veredicto mientras era acompañada por sus familiares e integrantes de la entidad Mujeres de la Matria Latinoamericana (MUMALA).

Desde esa asociación feminista, le ofrecieron asistencia psicológica para ella y su hijo de 15 años, quien fue testigo de todos los años que sufrió violencia de género.

Además, colaboraron para que durante el tiempo en que estuvo presa en su casa, Nora pudiera trabajar vendiendo cosméticos y cuidando a un bebé.

El fallo fue celebrado no sólo por la absolución sino porque el fiscal del juicio, Santiago Vadillo, había solicitado 15 años de prisión para Amaya al considerar que se trató de un «homicidio calificado con circunstancias extraordinarias de atenuación» porque la pareja mantení­a una relación «violenta».

Por su parte, Sanmamed había reclamado a los jueces que absolvieran a su clienta por entender que actuó en «legí­­tima defensa», ya que estaba bajo una situación de «violencia extrema».

Además, les pidió que valoraran el principal peritaje psiquiátrico que se le hizo a Amaya, el cual determinó que al momento del crimen tuvo un «trastorno mental transitorio» que le impidió comprender la criminalidad del hecho.

Finalmente, dos de los jueces votaron por la absolución: son los mismos que el 3 de este mes también exculparon a Beatriz López (36), quien había matado de un tiro en la cabeza a su pareja policía porque la golpeaba y la violaba.

El hecho que se ventiló en el juicio ocurrió el 30 de diciembre de 2012 por la mañana en la casa que la mujer compartí­­a con Velázquez y sus tres hijos en la localidad de Villa Corina, partido de Avellaneda.

Cerca de las 7.30, Nora regresó de su trabajo como mucama en una clí­nica, no durmió, comenzó a limpiar la casa y empezó a ser agredida por su marido, quien se encontraba ebrio.

Luego, según declaró, Amaya fue a buscar a su hijo a lo de los abuelos, porque el niño estaba enyesado, y al regresar encontró la casa toda sucia, ya que Velázquez cada vez que comí­­a tiraba todo al piso.

«¿Fuiste a ver a tu macho?», aseguró la mujer que le gritó su pareja, ya que siempre la acusaba de ser infiel, y comenzó a amenazar con matarla delante de su hijo.

Entonces, ella tomó un cuchillo que estaba en la cocina y se lo clavó a la altura del abdomen, por lo que el hombre murió a poco de ingresar al hospital.

Amaya estuvo casi un año presa por el crimen hasta que logró la prisión domiciliaria para poder cuidar a sus tres hijos.

Durante el juicio, los vecinos y el hijo de 15 años de Nora declararon que el hombre la sometí­a a maltratos desde hací­a muchos años y que siempre le gritaba y le pegaba.

«Yo sufrí­a con ella», afirmó una vecina que vive en la casa lindera y que todas las noches escuchaba los gritos de la mujer y el llanto de los chicos.


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