| Pedido de los peritos

¿Un asesino serial? Estudian la pista que vincularía a Lucas Azcona con Marianela Rago Zapata

El joven está detenido por el homicidio de la estudiante chilena, pero la mamá de la otra chica cree que puede también ser el homicida de su hija. Presentan un estudio.

Marianela fue asesinada en 2010.

Marianela fue asesinada en 2010.

Por Javier Sinay

Patricia Rago Zapata, la madre de Marianela –la estudiante fueguina asesinada en Buenos Aires el 27 de junio de 2010– pensó en su hija al enterarse de la trama del caso de Nicole Sessarego Bórquez. “Cuando aparecieron las otras chicas atacadas, yo lo pensé y pedí el cotejo de ADN”, dice. “Si vos te fijás, Marianela seguramente salió sola del boliche y él la pudo haber contactado. El asesino entró con ella al departamento. Hay algunas coincidencias y algunas diferencias. Está la posibilidad de que haya sido el mismo asesino, pero yo no sé”.

Entre las derivaciones del caso de la estudiante chilena asesinada hace cuatro meses, la pista que podría ligar a Lucas Azcona –acusado de matarla– con Marianela Rago es quizás una de las más inesperadas. Según informa la agencia Télam, el juez de instrucción Luis Zelaya, que entiende en el caso de Sessarego Bórquez, puso a disposición los resultados de ADN que comprometieron a Azcona para determinar si también fue el asesino de Rago Zapata. Un informe firmado por Raúl Torre (criminalista, comisario inspector retirado de la policía bonaerense y ex director del Servicio Especial de Investigaciones Técnicas de la fuerza) y por Juan José Fenoglio (médico legista), dos peritos de parte de la familia Rago Zapata, analiza el modus operandi en ambos crímenes y establece una serie de puntos en común.

“La madre de Marianela habló conmigo y me contó que se le vino la imagen de su hija cuando vio en las noticias el crimen de Sessarego Bórquez”, dice Torre, y explica que a pedido de ella redactó el documento junto a Fenoglio. Entre las coincidencias halladas se pueden contar: la hora de muerte, la circunstancia (en ambos casos, de regreso a casa después de una salida nocturna), la edad (Sessarego Bórquez tenía 21 años; Rago Zapata, 19), las múltiples lesiones de arma blanca (Sessarego Bórquez fue atacada 11 veces; Rago Zapata, 23), las heridas que el propio asesino se produjo en el ataque (en las dos escenas del crimen fueron recolectados rastros de sangre del agresor) y la condición de estudiante de periodismo que las dos víctimas compartían.

La situación actual podría beneficiar al único acusado del crimen de Rago Zapata, su ex novio Francisco Amador López, que ha sido sobreseído a fines de octubre por la jueza de instrucción Karina Zucconi, que ya le había dictado la falta de mérito el 25 de julio. La fiscal Marcela Sánchez ha apelado (considerando que el asesinato de Marianela fue un crimen de género y que el ex novio es el principal sospechoso) y la Cámara del Crimen debe notificar o revocar el sobreseimiento a fines de diciembre de 2014 o en enero de 2015. “Hemos pedido el cotejo del ADN hallado en la casa de Rago Zapata con el de Lucas Azcona”, dice Rodolfo Bembihy Videla, abogado defensor de Francisco Amador López. “Estamos esperando ahora que lleguen las muestras y que se periten”.

Sin embargo, el perito Raúl Torre no adhiere a la teoría de que Azcona fue el asesino de Rago Zapata. “Personalmente, no lo creo”, dice. “Cuando Rago Zapata fue asesinada, en 2010, Azcona tenía 18 años, y este tipo de personalidades, como la que él tiene hoy, se desarrollan entre los 25 y los 35 años. Si los dos crímenes hubieran sido contemporáneos, yo pensaría distinto. Por otro lado, Azcona atacó en la vía pública a Sessarego Bórquez, mientras que a Rago Zapata la mataron en su casa. Y además, Azcona no le robó nada a Nicole, a diferencia del caso de Marianela, de cuya casa el homicida se llevó un reproductor de DVD, una laptop, un juego de llaves y un teléfono celular”.

Lucas Azcona, que fue sometido a una batería de pericias psiquiátricas y psicológicas el miércoles 19 de noviembre para determinar su imputabilidad, sería un agresor serial. “Es un caso atípico”, dice Torre, que además es docente en el Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina. “Su violencia ha decrecido: pasó de cometer actos muy violentos a otros menos violentos”.

En la Argentina, la presencia de agresores o asesinos seriales es infrecuente y quizás eso hace de Azcona un caso singular. “Hay una diferencia de idiosincracias”, sigue Torre. “En Latinoamérica hay pocos asesinos seriales, aunque sí pueden verse justamente en países donde la influencia de la cultura anglosajona norteamericana ha calado más hondo, como Ecuador o Colombia. En nuestro caso también tenemos agresores seriales, pero su carácter es sexual o utilitario, vinculado a delitos contra la propiedad, y no tiene tanto que ver con el placer de matar o con la religión”.