| A tres años del crimen que conmovió al país

El asesino de Candela goza de impunidad

Los autores del homicidio de Candela Sol Rodríguez fueron encubiertos por laPolicía Bonaerense en complicidad con el Poder Judicial. La verdadera trama es la venganza de un grupo narco.

Candela tenía once años cuando la asesinaron.

Candela tenía once años cuando la asesinaron.

Por Candelaria Schamun

El lunes 22 de agosto de 2011 fue el último día que Candela Sol Rodríguez estuvo en su casa. Como era  feriado y no tenía que ir al colegio, aprovechó para juntarse con sus amigas de Boy Scout. Antes de organizar el encuentro, le pidió permiso a su madre Carola Labrador: la dejó ir con la condición que le dejara el número de teléfono donde iba a estar.  La nena de once años antes de despedirse cumplió con el pedido de su mamá. La última persona que la vio antes de desaparecer fue un vecino que la conocía desde que era chiquita.

Pasaron tres años de ese día, la Justicia aún no pudo determinar quién la asesinó. Lo que sí está claro es que fue una investigación viciada y repleta de irregularidades. En los pasillos de tribunales nadie duda que se trató de una causa armada por la Policía Bonaerense, amparada por la complicidad del Poder Judicial de Morón.

Durante los diez días que Candela estuvo desaparecida, la buscaron 1.600 policías, 2 helicópteros, 143 patrulleros y 16 perros entrenados para rastrear cadáveres. Se organizaron marchas multitudinarias en Hurlingham. La presidenta Cristina Fernández recibió a Carola Labrador en la Casa Rosada. Los canales de noticias transmitieron en vivo cada instante del caso, ocupó las tapas de todos los diarios del país, hasta el cantante Ricky Martín la mencionó en su cuenta de Twitter. Y un grupo de famosos atendió los teléfonos de la Red Solidaria por si alguien podía aportar información.

Pero a Candela no la encontró la policía ni una pista judicial. A su cuerpo lo encontraron dos cartoneras mientras revolvían la basura en un descampado de la calle Cellini, a metros de la colectora del Acceso Oeste. Luego de asfixiarla, se sospecha que él o los asesinos la bañaron para borrar los rastros y la metieron adentro de una bolsa de consorcio en posición fetal. La policía no contaba con pistas firmes para llegar a los autores del crimen. Mágicamente, 24 horas después del hallazgo, dieron con el presunto aguantadero donde la habrían ocultado. El frente de la “casa rosa” de Kiernan 992 de Villa Tesei fue filmado por todos los canales de noticias. Enseguida llegaron las primeras detenciones: Héctor Horacio “Topo” Moreira, acusado de ser el autor intelectual, Hugo Bermúdez como autor material, Leonardo Jara, como entregador. Gladys Cabrera, Néstor Altamirano, Fabián Gómez y Guillermo López, partícipes necesarios. También llegaron los anuncios rimbombantes de que el caso ya estaba resuelto.

En abril de 2012 la causa tuvo el primer cimbronazo. El fiscal Marcelo Tavolaro y el juez Alfredo Meade, fueron apartados del caso por la sala III de la Cámara de Apelaciones de Morón. Además decretaron la nulidad parcial de la causa. Luego de esa decisión nombraron al fiscal Mario Ferrario. Quien continuó la misma línea de investigación y mantuvo la hipótesis que manejaba Tavolaro, “lo que motivó este luctuoso suceso fue una venganza en contra de Alfredo Omar Rodríguez, padre de la menor, por parte de una organización que se dedicaba al robo de mercadería en tránsito, comúnmente denominada ‘piratas del asfalto’, a la que el padre pertenecía”.

Rodríguez, en ese momento cumplía una condena por pirata del asfalto; en abril de este año recuperó la libertad.

Siete meses después del hallazgo, por orden del vicegobernador Gabriel Mariotto, se formó una Comisión Investigadora del Caso Candela. Por allí pasaron los principales responsables policiales y judiciales. La Comisión elaboró un informe. Concluyeron que a Candela la asesinaron como moneda de cambio en un ajuste de cuentas vinculado al narcotráfico del partido de San Martín. Además puso en duda el accionar de la Policía Bonaerense, entre otras cosas recomendó exonerar a Hugo Maztkin, quien cumplió un rol fundamental en la búsqueda ya que era superintendente de Coordinación Operativa. Lejos de eso, lo premiaron. Ahora es el jefe de la Policía Bonaerense.

Sergio Doutres, es el abogado defensor del Topo Moreira, un reconocido buchón de la policía Bonaerense y el Servicio Penitenciario, además conocido del padre de Candela. Estuvo preso seis meses. Ferrario decidió no incluirlo en la requisitoria a juicio.

“Las falencias de la investigación se fueron demostrando durante el proceso.  Las irregularidades policiales y judiciales saltaron a la luz con el dictamen de la Comisión Investigadora del Senado, entre otras cosas, pidieron la exoneración de altos funcionarios policiales. El Topo llegó a la causa por un entramado policial donde necesitaba si o si para que cierre la historia un autor intelectual y no tuvieron peor idea ponerlo a él. Para Moreira fue muy duro, pasó días tremendos. Es el día de hoy que sufre,  le quedaron secuelas, los días de él no volvieron a ser los mismos”, dice Doutres.

José Luis Ferrari defendió a Hugo Bermúdez, un ladrón conocido en Hurlingham. Tavolaro lo acusó de ser el autor material del crimen. “Nunca se va a saber quiénes fueron los asesinos de Candela.  El poder me vuelve a enseñar que cuando quieren encubrir a alguien usan todos los recursos para tapar a los autores de un delito. Todos los poderes del estado cubrieron a una banda de narcos-policías que asesinaron a Candela”, eso dice a CyR el abogado José Luis Ferrari. Bermúdez ahora está detenido: el fiscal de Morón Mario Ferrario lo acusa de encubridor.

En marzo de este año, el fiscal pidió la elevación a juicio como “coautores del delito de privación ilegítima de la libertad seguida de muerte” contra Hugo Bermúdez, Leonardo Jara, Gladys Cabrera, Néstor Altamirano y Fabián Gómez.

Rodrigo González defendió a Guillermo López y Fabián Gómez, acusados por Marcelo Tavolaro como partícipes necesarios. Para González: “Se aprovecharon de Candela y de su familia y cuando un grupo de personas se unieron ante tanta impunidad conformando una Comisión Investigadora fueron aplastados por aquellos que tenían como objetivo aguantar la verdad hasta que la sociedad olvidase de a poco a Candela. La comisión sirvió para cortar las cuerdas de los chivos expiatorios y evitar el sacrificio pero no les permitieron ir por más. Nos quedamos sin la verdad con homicidas que hoy deben sentirse poderosos y con poderosos que ojala algún día entiendan que son la mano que por última vez tapó la boca y la nariz sofocando a Candela”.

 

 


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