| La explicación del economista Ricardo Kesselman

Cómo funciona el mercado del crimen

En Europa proponen que los ingresos generados por las actividades ilegales se incluyan en el cálculo del PBI. La guerra declarada por el Estado a la macroeconomía criminal.

El narcotráfico genera miles de millones de dólares al año.

El narcotráfico genera miles de millones de dólares al año.

Por Javier Sinay

Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea, propuso recientemente la inclusión de la prostitución, el narcotráfico y el contrabando en las estadísticas económicas de los países del Viejo Mundo, con lo que busca la suba nominal del Producto Bruto Interno (PBI) y una reducción del déficit y del porcentaje de la deuda, dos de las metas económicas que Bruselas ha fijado a los países miembros. La normativa insta a incluir en el cálculo del PBI todas las actividades –lícitas o no– que impliquen un “intercambio libre”. Según un informe del gobierno español, la prostitución y el narcotráfico implicaría una suba de entre 2,7 y 4,5% nominal en el PBI local.

“Para definir la economía del crimen es conveniente partir de un enfoque evolucionista con dos etapas”, explica el economista Ricardo Kesselman, que se presentó en el Festival BAN –que finalizó el sábado último– para hablar de este campo. “En la primera etapa, que llamaríamos ‘jurídica’, existe una hegemonía de la ley que define al delitio, una justicia que lo identifica y sanciona, y una policía que ejecuta su persecución y castigo. A esta etapa pertenece el enfoque romántico: el robo del siglo, la figura del Gordo Valor, las gestas de los antihéroes que se benefician a sí mismos y que perjudican a las entidades difusas como por ejemplo algún banco”.

Para Kesselman, la primera etapa se corresponde con una época de microeconomía del crimen, pero a ella se le superpone en la actualidad una segunda etapa estratégica. Según explica Kesselman: “el sujeto criminal es un mero engranaje de un proceso de acumulación de capital que va más allá de él y no puede detenerse. Este proceso es anómico; la ley ha sido sustituida por la norma, el objetivo no es la erradicación del crimen sino su control y la victima a defender es el Estado ya que si el crimen se expandiera sin límite, el Estado se transformaría en fallido”.

Kesselman explica que a esto se debe que el crimen y su economía se hayan transformado en un enemigo con entidad propia al que se le ha declarado una guerra. “Esta es la etapa de la securitización del crimen, la de la macroeconomía del crimen. Allí es donde verdaderamente se instala la economía del crimen”.

– ¿Cómo se mide esta economía del crimen?

–  La medición, tarea sustantiva del economista, es en este caso inevitablemente ecléctica y sujeta al ojo clínico. Por ejemplo, hay varios tipos de medidores: los países, las burocracias internacionales y las ONG. Por su propia naturaleza, los países tienden a subestimar los fenómenos porque se supone que son ellos mismos los que los deben controlar y si las cifras crecen mucho estarían autodenunciándose como ineficaces. Por el contrario, en las ONG, en algunas al menos, es fácil encontrar la tendencia al sobredimencionamiento del fenómeno, originado en el genuino deseo de llamar la atención sobre los temas de estudio (y conseguir presupuesto). Nada de ello demerita el valor de las cifras producidas por las distintas fuentes. Además, suelen ser pocas. Por lo tanto, se debe aprovechar lo que hay con la debida prudencia. En algún informe de la UNODOC se comenta que la estimación del número de consumidores de marihuana en el mundo va de 150 a 230 millones de personas, o sea que hay un rango del 50% entre las puntas. Ello quiere decir que en este terreno la cifra apunta a la determinación de un orden más que a un número exacto.

– ¿Los estados deberían incluir estos índices en sus cifras oficiales?

– Esta cuestión ha salido a luz en los últimos días y tiene argumentos éticos y técnicos que se contradicen entre sí. Sin embargo, hay algo que puede afirmarse con seguridad: convendría muchísimo que los fenómenos del crimen y su economía se midan con la rigurosidad que exigen las cuentas nacionales porque sería un notable avance para saber de qué se trata. Otra cosa es incorporar esos resultados a la medida del PBI. Me parece que los que nos dedicamos a estos temas podemos vernos beneficiados por la voluntad de los gobiernos de inflar sus economías y de ese modo mejorar sus ratios.

– ¿Cómo se puede absorber en la economía oficial al dinero del mercado negro sin caer en operaciones ilegales de lavado?

– A primera vista lo que se me ocurre es la expropiación de los fondos por parte del Estado y su uso a la manera de un impuesto de afectación específica, aplicándolo, por ejemplo, para la recuperación de los adictos al paco. En este caso y otros similares no tendría por qué producirse ningún fenómeno monetario negativo.


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