Los vecinos denuncian manejos irregulares en el IVC.

Por Ignacio Ramírez.

El sueño de la casa propia parece un imposible para los más postergados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Luego de las denuncias presentadas por CyR, los damnificados siguen denunciando el ardid de empleados infieles del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Los sin techo que nadie cuenta y el sueño perdido de la casa propia: el mito de la vivienda.

Ariel R. M. (32) era inquilino de la Villa 20. Pagaba 1200 pesos por una habitación con baño compartido. Ahí vivía junto a su hija y su mujer embarazada. Para accadeder a la supuesta vivienda del IVC necesitaba plata negra. El puntero de la villa le llevó papeles, de visita al Instituto, y a una escribanía. Finalmente fue todo una pantomima. “Uno quiere ir por todas las de la ley haciendo las cosas bien, pero se encuentra con trabas. Me voy dando cuenta que sí no usurpo o no estafo a gente no voy a tener en mi vida una casa para mi familia. Perdí 29.000 pesos, los ahorros de toda la vida.”

Los casos difícilmente prosperan en la Justicia. Los damnificados de villa 20, en su mayoría deciden no realizar la denuncia ya que hoy muchos ocuparon terrenos en el barrio “Papa Francisco”, en Villa Lugano.

“Puse 40.000 pesos en dos cuotas, una antes, otra con la entrega, en forma ilegal obviamente. Era por uno de los departamento de la avenida Roca a estrenar. Vivía en Bonzi, y através de un puntero del IVC con vínculos con la barra brava “la Doce” hice las gestiones. Primero me ofrecieron uno cerca del Parque Brown, pero me quede con de Roca”, relata Germán C. R (43) empleado de una automotriz que por obvias razón prefiere el anonimato.

En el 2012 se conoció un plan de viviendas para la barra de Boca. El Gobierno de la Ciudad firmó un convenio con una Ong cercana a la barra brava xeneize. Entre algunos de los beneficiarios fueron elegidos en una “asamblea interna”, figuraba Hernán Cantón, miembro de la 12 y preso por asociación ilícita, y la hija del  Santiago Lancry, otro de los detenidos por la causa de los carnets truchos. De la lista de 431 preadjudicatarios muy pocos eran residentes del barrio de La Boca.

Se calcula que el 6% de los habitantes de la ciudad viven en barrios emergentes y asentamientos, un porcentaje cuatro veces superior al de comienzos de los años 80. En los últimos diez años,  la población en villas de la Capital creció de 100.000 a 170.000 personas.

Más allá de las ventas clandestinas de departamentos, queda claro, que resulta más fácil acceder al sueño de la casa propia en la ciudad por izquierda, que al que lo hace por derecha. En el camino, los caranchos de las viviendas siempre estafarán a más de un vecino. Mientras las organizaciones sociales siguen marchando reclamando viviendas dignas, el turbio negocio de las viviendas parece no tener fin.