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Reflexiones acerca de una bombacha antirobos

Por Lisando Varela

Un señor vende en una vereda de Belgrano Virreyes bombachas con bolsillo y cierre relámpago antirobo.

Las bombachas son para señoras con el culo grande, tienen flores bordadas y vienen en blanco y rosa. También en color carne, el preferido de las mujeres pobres que cuidan las casas y los niños de las mujeres oficinistas del barrio, que si no están separadas se mueren de ganas de ponerle al cretino la valija en la calle.

La bombacha con alcancía en la pelvis podría ser la foto del afiche de la película del kirchnerismo final, que se llama Bolsillo y Miedo.

La inflación, la plata que no alcanza y el tango para cantar lo terrible de la vida no es la verdadera agenda de la elección que viene.

Lo que importa en serio es el miedo. En la ciencia política americana dicen saliency para explicar que lo que importa es con cuanta intensidad se opina una idea o se siente una emoción. Es más profundo el miedo a que te maten a tener que hacerle un agujero más al cinturón

En el siglo IXX H.G. Wells escribió la novela de ciencia ficción La Máquina del Tiempo para decir lo que va a pasar con la sociedad. Un tipo inventa la máquina y viaja. En el futuro, los humanos nos dividimos en Morlocks, negros, terribles, que viven abajo de la tierra y Elois, blanquitos, civilizados y en la superficie, muertos de miedo a que se los coman.

Ahora es el momento de hacer algo con el miedo. Sino en 10 años somos Morlocks y Elois.

En la década del 40, Perón fue el pararrayos que le dio un lugar en la Argentina a los cabecitas negras, la inclusión fue por la política. Pero los indigentes de hoy no tienen la posibilidad de la política porque no tienen discurso, el día que había clase de instrucción cívica ellos faltaron.

La próxima manera de expresión política de los excluidos es la violencia, el próximo Perón es el vértigo de pegarle a alguien un tiro en la cabeza.

La sociedad quiere oír que un político le diga que hay bala para los delincuentes y laburo para los laburantes. Cuando la competencia electoral se ponga caliente, apelar a este mensaje bruto pero con rating va a ser una tentación grande.

En la próxima campaña va a haber varios candidatos y ninguno va a estar muy por encima de los otros. Ojala alguno se avive y se ponga en modo hombre o mujer de Estado y nos venda mano dura policial para que no tengamos miedo pero también el gospel de ser menos miserables, un candidato que nos haga entender el peligro de ser un país dividido como islas.


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